2.- Con uñas y dientes.

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A los veintiún años, Jaemin ya era padre.

   Aunque técnicamente lo había sido desde los diecisiete, cuando Joy, usualmente relajada y risueña, le dijo por teléfono con voz temblorosa que tenía un retraso de tres meses y que quería que la acompañara a comprar una prueba porque temía estar embarazada. 

   Jaemin sintió que el mundo se le venía encima. Pero aun así intentó mantener la calma y le dijo a su novia que seguramente estaba exagerando, que no tenía nada de qué preocuparse puesto que ella se estaba cuidando y no había manera de que quedara embarazada.

   Así de ingenuo había sido.

   Más tarde, cuando iban de camino a la farmacia para adquirir la prueba, Joy le confesó que durante sus últimos encuentros no había estado tomando nada. Aparentemente lo había olvidado a pesar de que Jaemin se lo preguntaba con regularidad. Y de esa subversiva manera, la esperanza que le quedaba porque todo fuera un mal entendido desapareció.

   Joy tenía los ojos llenos de lágrimas cuando la prueba dio positivo. No hubo sonrisas, mucho menos felicitaciones. Al igual que ella Jaemin se quedó en blanco, con el miedo recorriéndoles cada poro de la piel al considerar la posibilidad de convertirse en padres sin siquiera haber terminado la preparatoria.

   Ambos se quedaron en profundo silencio, sin mirarse a los ojos. Jaemin tenía miedo y mucha rabia porque ella le había mentido. Si no hubiera sido tan irresponsable nada de eso estaría pasando. Pero, dentro de sí sabía que no era justo culparla, después de todo ambos estaban en aprietos y no era correcto limitarse a echarse la culpa cuando lo que necesitaban era una solución.

   —Jae —ella lo llamo con voz queda—. Lo siento.

   —Yo lo siento más.

   Fue lo único que le dijo antes de girar sobre sus talones e ir hacia casa. Esa noche no quería verla más.

   Jaemin sentía que su vida había terminado, que todos los sueños que ilusamente planeó alcanzar ahora estaban hechos trizas. En la basura.

   A la semana siguiente, Joy le dijo que quería abortar.

   Y mentiría si dijera que no se sentía mal, no por el bebé, después de todo, aunque se escuchara frío y cruel, no significaba nada para él, más bien temía por ella. Por todo lo que iba a tener que pasar por practicarse un aborto en una clínica clandestina.

   Porque era lo único que podían conseguir, una recomendación de una de las amigas de Joy sobre un lugar donde hacían abortos clandestinos. Jaemin le preguntó si estaba segura y ella le dijo que sí, que al igual que él, no estaba lista para ser madre. Jaemin respetó su decisión y tomó los pocos ahorros que tenía para pagar. Entre los dos prepararon una maleta con las cosas que pudieran necesitar y al día siguiente, se fugaron de la escuela para ir a la clínica.

   Que de clínica no tenía nada, pues el lugar era lúgubre y tenebroso. Había un par de chicas jóvenes y nerviosas, sentadas en una oxidada banca a la espera de que el supuesto doctor las atendiera. Jaemin y Joy se acomodaron en el pequeño lugar que quedaba vacío y tortuosamente esperaron su turno en silencio.

   Tres horas después la fastidiada recepcionista llamó a Joy para entrar. Jaemin sostuvo su mano con fuerza e intentó darle ánimos con una expresión dulce. Ella le respondió el gesto con una triste sonrisa y después, ingresó a la habitación.

   Jaemin se sentó y colocó las manos sobre su cara, con el pánico bañando su interior. ¿Estaban tomando la decisión acertada? ¿Joy iba a resistir estar en un lugar como ese? Ella había sido su novia solo por cuatro meses, pero, aun así la apreciaba y no quería que nada malo le pasara.

Tenías que ser tú. 「NoMin」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora