5.- El mago.

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Chenle estaba aplaudiendo y riendo alegremente, como un bebé entre burbujas, desde la periquera. Jeno reconocía que ya había crecido lo suficiente para sentarse en cualquiera de las sillas del comedor, pero a su hijo le gustaba usar la vieja y ¿para qué mentir? A él también. Le causaba cierta nostalgia notar que día con día su pequeñito crecía. En gestos como ese quería darse el lujo de pensar que Lele sería por siempre un bebé.

   Jeno lanzó una uva al aire y la atrapó con maestría en la boca, escuchando las risas de su hijo de fondo, que no dejaba de aplaudir y decir: ¡Otra vez papi! ¡Otra vez!

   Era domingo, su día de descanso y llevaban gran parte de la mañana jugando en la cocina. Había un racimo de uvas sobre la barra y Jeno le dijo a Lele que volteara mientras se lanzaba una y la atrapaba pulcramente en un sólo intento. Tenía bastante práctica. Es uno de esos talentos inútiles que la mayoría de la gente se guarda para sí mismo y saca a relucir sin pretensión de vez en cuando.

   El teléfono de pared comenzó sonar en la cocina. Como el buen espectador que era Chenle no dejaba de pedirle que repitiera su acto, pero Jeno tuvo que besarle la frente y decirle que lo esperara un poco. Menos mal que no quiso que le diera una uva de la misma manera, temía que pudiera atragantarse con ella, todavía era muy pequeño para hacer cosas así.

   Tomó el teléfono sin apartar la vista de Chenle. Todavía no terminaba de comer y aprovechó ese momento de paz que su padre le otorgaba para terminarse su arroz cocido con vegetales. Jeno trataba de hacer el desayuno ligero, muy colorido y atrayente para que su hijo no pusiera demasiadas replicas con los sabores. Sorprendentemente funcionaba. No había ninguna queja cuando cortaba las zanahorias y los brócolis de tal manera que formaban parte de un gatito, un perrito o cualquier animal vistoso junto al arroz blanco.

   — ¿Diga? —Jeno contestó, atrapando el teléfono entre su cuello y la oreja.

   —Hola cariño —la voz de su madre inundó la línea—. ¿Cómo están? ¿Por qué no escucho a mi bebé? ¿Está dormido?

   —No mamá, está comiendo —Jeno puso la mano sobre el auricular para decirle a su hijo, "está llamando la abuela, nubecita, ¿quieres hablar con ella?".

   Inmediatamente Chenle asintió y estiró los bracitos para que Jeno le quitara el seguro de la tabla a la periquera y pudiera bajar. Jeno le dijo a su madre que esperara un minuto y fue por su hijo. Intentó tomarlo en brazos pero Chenle ya estaba muy pesado. Jeno otra vez reprimió su nostalgia. Apenas tenía tres años y ya era increíble lo mucho que había cambiado desde que lo sostuvo entre sus brazos la primera vez.

   Aun así tuvo que cargarlo para dejarlo encima de la barra de la cocina, hasta donde el cable del teléfono era capaz de llegar. Jeno le dio el aparato a su hijo, y éste, como todo un profesional se lo llevó a la oreja, saludando con voz alegre y risueña. No quería decirlo, pero aseguraba que su abuela favorita era su madre. Su suegra era linda con Chenle y solía traerle regalos costosos, pero no había esa misma conexión como la que sentía con su abuela paterna.

   —Hola abuela —Chenle movió los piecitos de arriba hacia abajo, jugueteando el cable con sus pequeños y hábiles deditos—. Hola abuela, hola abuela, hola abuela.

   No dejaba de repetirlo y Jeno confió que el corazón se le derritiera con sólo escuchar la voz de su nieto. Ya había pasado algún tiempo desde la última vez que hablaron.

   —Comí adoz con verdudas —Jeno le acaricio el cabello con ternura y le susurró con tono cómplice para que repitiera "y jugo de naranja"—, y jugo de nadanja.

   Jeno se inclinó sobre la barra y trató de escuchar la conversión. Chenle le hablaba sobre sus juguetes, la comida, sus programas de televisión y casi nada de la escuela. Todavía no estaba muy seguro de cómo desarrollar ese tema, pero Jeno le daba confianza incentivándolo a que platicara con su abuela y le informara que tenía tres profesores, que hacía sus tareas todos los días y que recientemente había hecho un amigo.

Tenías que ser tú. 「NoMin」Where stories live. Discover now