𝐈𝐧𝐜𝐨́𝐦𝐨𝐝𝐚 𝐕𝐞𝐥𝐚𝐝𝐚

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𝐌𝐚𝐫𝐳𝐨 𝟏𝟗𝟖𝟓

Finalmente el tan esperado lanzamiento del álbum salió a la luz, la gente estaba más que fascinada, «We Are The World» ahora sonaba por todas partes.

Por otro lado, Prince no podía con la culpa, había rechazado una invitación tan importante por culpa de una persona insignificante. Sus pensamientos lo devoraban mientras que miraba el televisor de brazos cruzados.

No tenía opción, debía preparar algo, al menos, un par de canciones para que el mundo no lo olvidará así como así. Pues Purple Rain parecía ya haber pasado de moda.

Se levantó de su amplio sofá decidido y con la mente llena de ideas, caminando hacía su gran sótano y sentándose frente a un viejo piano. Apenas tocó un par de teclas, un teléfono comenzó a sonar, se levantó de brinco y corrió hasta él, contestando un tanto agitado.

—¿Si diga?—

—Hola Prince—

Prince quedó en silencio un par de segundos, pues aquella voz le sonaba sumamente familiar, alzó una de sus cejas y un tanto inseguro respondió.

—¿Quién habla...?—

—Soy Michael... oye, se que hemos tenido nuestras diferencias y todo... Pero hoy me puse a ver tu película, Purple Rain ¿Y sabes? Me gustó—

Inmediatamente la expresión del morocho amante del morado cambio a una totalmente sería, se cruzo de brazos y recargo el teléfono contra su cuello.

—Ajá ¿Y luego?—

—Bueno, y pues... Pensaba en invitarte a casa, vamos a hacer una cena con Quincy y mis hermanas Janet y La Toya ¿Qué dices...?—

Un incómodo silencio embargo por varios segundos —Bien, ahí estaré— Sonrió de una forma un tanto traviesa, pues no iría así como así, era Prince, no un santo.

Michael inmediatamente sonrió —¡Bien, te esperamos en mi casa a las 8!—

—Sí, sí, como sea, adiós negro— Dijo para dar fin a la llamada, corriendo de nuevo por los alrededores de su sótano, buscando un par de cosas, pues no podía ir con las manos vacías... Un regalo no le vendría mal.

Unas horas más tarde, este ya vestido con un llamativo traje púrpura y el cabello rizado y bien peinado, se dispuso a salir de casa, subiendo nuevamente a su motocicleta y avanzando al lugar sin perder ni un segundo.

Se estacionó frente a una amplia casa, con un toque californiano pero extremadamente hogareño, seguro que aún vivía con sus padres. — Patético— Menciono antes de dar un par de toques a la puerta, la cual se le fue abierta en cuestión de segundos.

Subió ligeramente su mirada al quedar frente al joven morocho, el cual lamentablemente era más alto que él.

—¡Hola, que gusto verte!— Aquel sonrió ampliamente y en un intento por darle la mano para saludar, Prince simplemente apartó su mano acercándole una vieja caja de zapatos frente a su rostro.

—Toma, para ti, un pequeño obsequio, disfrútalo— Sonrió fingidamente, para luego pasar a la casa como si nada.

Michael un tanto confundido por aquel inesperado "obsequio" miro aquella caja de arriba a abajo, sintiendo inseguridad de lo que hubiera dentro, optó por botarla sobre uno de los sillones y tomar paso hasta el comedor en dónde Prince apenas llegaba y las miradas de el par de hermanas y el productor Quincy Jones miraban de pies a cabeza al morocho de baja estatura.

—Mmh, buena noche queridos— Dijo para luego tomar asiento a un lado de La Toya, a la cual apenas miro, giño uno de sus ojos, a lo cual está simplemente sonrió nerviosa.

—Hola Prince, cuánto tiempo— Hablo Quincy sonriendo levemente mientras que recargaba ambos codos sobre la mesa.

Prince lo miro, sonriendo solamente, claramente evadiendo algún contacto. Al poco Michael tomo asiento al frente —Creí que no aceptarías mi invitación, estoy muy impresionado— Menciono este con una sonrisita, mientras tomaba uno de sus cubiertos para comenzar a comer.

—Estaba aburrido en casa, pensé que sería entretenido venir— Respondió el otro para luego llevar su mirada a La Toya, mirándola de arriba a abajo vulgarmente —Y no me equivoqué, mira cuánto que ver aquí justo al lado mío...—

—Oye ¿Tienes algún problema?— Alzó la voz desde el otro lado de la mesa la joven Janet Jackson, la cual claramente se miraba un tanto indignada.

—No ¿Acaso tú si, niñita?—

—Por si no lo sabes, estás incómodando a mi hermana con tu cara de baboso— Ahora se le miraba molesta, mientras que por otro lado Quincy y La Toya miraban la discusión como si se tratase de entretenimiento del bueno.

Michael solo miraba incómodo mientras que bajaba su cubierto hasta su mantel lentamente —Oigan... Estamos en una cena tranquila, no hay por qué pele...—

—¿Me haz llamado baboso, niñita con cabello de trapeador?—

—¡Ja! Mira quién lo dice, el principe de la moda, del cual su estilo salió de un basurero—

—¡Hey! ¡Ya basta! Estamos cenando, lo de Prince seguramente fue un malentendido, así que ya, calmados los dos— Alzó la voz el famoso productor, haciendo que ambos cerrarán sus bocas casi al mismo tiempo.

—Gracias Quincy...— Hablo Michael mientras que bajaba su mirada y nuevamente llevaba el cubierto a su boca.

—Solo le hacía un cumplido a tu hermanita ¿Si?— Agrego el morocho cruzándose de brazos.

Después de un rato y un par de incómodos momentos con pesar en el ambiente, los platos de comida de cada uno se encontraba totalmente vacíos. En ese momento una morena señora entro al comedor, comenzando a levantar los platos de cada uno con una pequeña sonrisa.

—Gracias por la comida mamá, quedó deliciosa— Agradeció Michael con una serena sonrisa, la cual le fue devuelta por esta.

—La mía cocina mejor— Menciono Prince apropósito justamente cuando la señora se encontraba a su lado levantando su plato.

—QUE YO LO GOLPEO!— Exclamó Janet totalmente enojada, levantándose de brinco de su silla, pero siendo detenida rápidamente por La Toya.

—Tranquila Campanita!— Dijo Michael para luego mirar a Prince seriamente —Aunque no sé con qué fin lo hayas dicho...—

—Tomalo como quieras, me da igual— Respondió este posando ambas manos tras su nuca.

La señora simplemente bajo su mirada y se retiró del comedor —Provecho queridos...—

—Bueno, pues la cena estuvo riquísima, gracias por invitarme Mike, pero yo debo retirarme, mi mujer espera en casa—

—Oh, si, no te preocupes Quincy, gracias por venir— Sonrió Michael levantándose de su silla —Te acompaño a la salida—

—Hey, un momento, yo igual voy, ya tengo el estómago lleno, ya no hay nada que hacer aquí— Dijo el morocho levantándose igual de su silla, no sin antes acercarse a La Toya tomando su mano y clavando un beso en esta —Nos vemos preciosa...—

Está simplemente apartó su mano lentamente a la par de una nerviosa e incómoda sonrisa. —Eh... Sí...—

Sin más, Michael después de un profundo suspiro al cerrar la puerta y mirar al par irse desde su ventana se acercó a la sala, en dónde se dejó caer.

—¿Ese es el tipo que intento arrollarte hace unos años?— Pregunto Janet mientras se acercaba sería de brazos cruzados.

—Sí... Es él— Respondió este con pesar.

—Oye ¿Y qué es esa caja?— Nuevamente volvió a cuestionar mientras se acercaba curiosa al obsequio de Prince para abrirlo.

Pero antes de que pudiera tomarlo Michael alzo la voz haciendo que está se apartara —¡NO TOQUES ESO!—

—¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! ¡¿Qué es?!—

—No lo sé, quizá un budú mío creado por Prince para hechizarme—

𝙺𝚒𝚜𝚜 | Prichael |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora