49: Miles De Razones

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Dejo la botella de vino blanco al centro de la mesa y bebo un largo sorbo desde mi copa. Mi tía Kiera se sienta a mi lado en la mesa, giro hacia ella, percatándome de la sonrisa cómplice en su rostro.

—¿Qué sucede? —le pregunto.

—Tengo esto para ti, creo que ya es momento de empezar a tratarte como individuo —bromea extendiendo el sobre perla hacia mí.

Tomo entre manos el sobre.

Kiera y Tomás

Giro el sobre perla, sólo para encontrar mi nombre impreso en la parte trasera en tinta dorada. Le sonrío a mi tía y agradecida le doy un corto abrazo.

—Es para ti y un invitado tuyo —dice.

—Muchas gracias, tía Kiera pero no creo poder ir con alguien más —sonrío apenada.

—¿Qué hay del chinito que anda de arriba para abajo contigo desde secundaria? —pregunta con aire pícaro.

—¿Kian? —cuestiono horrorizada— Kian será por siempre el niño que limpia sus mocos en mi hombro, será por siempre el chico al que puedo eructarle en la cara.

—Bien, entonces no —ríe.

—¿Papá no se volvió loco cuando le dijiste que me ibas a dar una invitación para mí sola? —pregunto—. Porque hasta donde sé las invitaciones las enviaste hace un mes.

—¿Qué le importa al señor bigotes a quién invito a mi boda? —bromea señalando disimuladamente a mi padre—. Quiero que mi sobrina favorita haga su vida tranquila.

—Estaré ahí —aseguro.

—¿Qué planes tienes para mañana? —pregunta—. Creo que podrías acompañarme a la prueba de vestido...

—¿Es en la mañana? —pregunto.

—En la noche.

—Lo siento, no puedo —digo apenada—, tengo que trabajar.

—Ah, sí... Will dijo algo sobre tomar fotos —dice—. Felicidades.

—Parece que va a ser una locura —gruño—. Enserio querría ir contigo, pero...

—Entiendo, igual nos veremos en la boda —sonríe alegre empujando los mechones mieles tras sus orejas—. Ahora dime... ¿Qué sucedió con Nic?

Ruedo los ojos.

La roca en forma de pera resultaba muy llamativa en su mano. Era un anillo con una roca enorme y brillante.

—Terminamos hace meses —respondo—, somos amigos ahora.

—Tu madre dijo que pelean por el perro de vez en cuando —sonríe divertida.

—A veces creo que va a llegar un momento en el que me lo va a pedir y ya no me lo va a regresar —mascullo, algo molesta—. Supongo que debo hacerme la idea de que Dizzle no siempre va a ser mío.

—¿No se te ocurre regresar con él de vez en cuando? —pregunta.

—¿Con Nic? —pregunto— No, todo ahí está tan muerto... ¿Sería más fácil? Sí ¿Duraría? No.

—¿Sería más fácil estar con él a comparación de qué? —pregunta con mirada acusadora— ¿Cómo se llama tu más reciente decepción?

Me golpea suavemente con el codo, inquisidora, rogando por información con sus grandes ojos pardos.

—Damian Wright —digo finalmente.

—¿Mentiroso compulsivo? —pregunta.

—Rara vez miente.

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