Nunca planee que un día te perdería

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[Inspirado en parte de la canción "The One That Got Away" de la maravillosa Katy Perry]
•••

Anne suspiró, recogiendo la valija del suelo y caminando hacia el tren que la llevaría de regreso a Charlottetown, ciertamente dolida. Aquella no era la manera en la que esperaba alejarse de Toronto.

Tirarse sobre el asiento que le correspondía y mirar por la ventana sin señal de su chico fue la razón de las dos primeras gotas que brotaron de sus ojos. Cayó al fin en la cuenta.

Todo había terminado.

Cerró los ojos, apoyando la cabeza en la ventanilla cual escena dramática de película, y comenzó a recordar cada momento vivido junto a Gilbert.

Comenzó por el día que se conocieron, cuando la "salvó" de Billy con aquel aire de "respeto" que parecía tener ante el chico; la vez en que golpeó su cara con la pizarra por llamarla zanahoria; el día que la dejó ganar en deletreo; la ocasión bajo la nieve cerca de Green Gables donde años atrás tuvieron por fin el valor de besarse; todos sus momentos íntimos en aquel entonces; el día en que ambos ya tenían dieciocho y reafirmaron la pequeña promesa simbólica realizada un tiempo atrás... ¿Qué les había sucedido?

Habían sido tantas las tardes, cuando aún iban a la escuela, en las que Gilbert la sorprendía en Green Gables. A veces le llevaba alguna flor que encontraba en el camino y se la entregaba con cierta pena, la cual se extinguía al ver la felicidad de Anne corriendo a abrazarlo. Las veces en las que Marilla se molestaba al ser tan altas las horas donde se mantenían juntos; a veces Anne llegaba tarde por quedarse hablando con Gilbert, otras, no había forma de que él recordara que tenía su propio hogar.

Eran tan felices, y lo sabían.

Hablábamos sobre nuestro futuro como si supiéramos.
Nunca planeamos aquel día en el que te perdería.

"Quisiera viajar por todo el mundo" fantaseaba Gilbert "Encontrar personas en el camino que necesiten de mi ayuda, conocer otros métodos de sanación..."

"Sería fantástico, Gil" Anne siempre alentaba aquellas ideas, amaba ver la forma en la que los ojos del pelinegro se iluminaban tras imaginar todo aquello "Tendríamos tantas aventuras para contar luego..."

"Quisiera vivir en Charlottetown" contó otro día, haciendo palidecer a Anne, quien aún no estaba segura de lo que deseaba para si misma.

"¿Prometes que viajaremos seguido a Avonlea?" preguntó ella, tomando por hecho que su vida seguiría junto a él.

"¿Dices que quieres pasar el resto de tu vida conmigo, Shirley?" Inquirió su novio alzando una ceja, observando cómo la pelirroja comenzaba a ruborizarse, provocando su sonrisa "Claro que volveremos, necesitaré un par de descendientes que mantengan viva la granja" bromeó besándola, los hijos eran una de las posibilidades que no borraban de su lista para un futuro aún lejano.

En otra vida, yo sería tu chica. Mantendríamos nuestras promesas, seríamos nosotros contra el mundo.
Y en otra vida, haría que te quedaras para así no tener que decir que fuiste tú el que se marchó.

Anne comenzó a fantasear en esos mundos paralelos sin siquiera preocuparse por secar la humedad que sus lágrimas dejaban, lo único que deseaba era estar cerca de Gilbert aunque no fuera real.

Él la tomaba de la mano y juntos caminaban por Toronto, le mostraba la universidad y contaba que tal le iba en aquel tiempo alejados. Le decía cuánto la amaba, lo mucho que la había extrañado y las pocas ganas que tenía de que se marchara.

En aquel mundo paralelo eran tan felices... se casaban y seguían contando la historia de amor que siempre los marcaría. A pesar de las discusiones y los malos días, allí estaban juntos sin importar qué, formaban sus vidas y compartían las decisiones. No había preferencias ni diferencias, todo era equitativo.

Allí no existía la idea de alejarse y él no lanzaba la frase que dañaba todos los sentimientos que ambos sentían.

"No podemos mantenerlo a la distancia, Anne. Mereces alguien que pueda estar para ti siempre, no cuando tenga tiempo o cuando una carta llegue" le dijo Gilbert, con la voz entrecortada y los ojos llorosos, sin creer lo que sucedía.

"¡Pero te amo a ti!" Anne estaba en la misma situación emocional que su... ¿exnovio? Tal vez peor.

"¡Y yo a ti! Con tanta locura que sólo me martiriza la idea de no poder ser lo que quiero contigo. Pero... es eso o..."

"O la universidad..."

Gilbert no respondió, lo afirmaba todo. Y en algún punto Anne lo comprendía. Ella también habría escogido sus estudios, con demasiadas vueltas en el medio, llantos, crisis y peleas consigo misma, pero lo habría priorizado. O quizás no, y esa sensación de dependencia era lo que la golpeaba.

Yo era June y tu eras mi Johnny Cash.
Nunca estábamos el uno sin el otro, hicimos un pacto.

Elizabeth Bennet y el Sr. Darcy fueron otra pareja que llegó a su mente. Aquel baile... cada año que lo repetían en el pueblo llevaba las mismas sensaciones para ambos. Esa electricidad no se perdía sin importar qué.

Se amaban tanto que cuando estaban juntos nada los detenía. Separados eran fantásticos, pero al lado del otro no dejaban de crecer y aprender.

"¿A caso nunca hiciste un pacto de amor?" Rió Anne al salir del ensayo del baile el último año de escuela. Gilbert la rodeaba por los hombros con la mano donde llevaba el brazalete azul que compartían, mientras caminaban en dirección a la casa del bosque.

"¿Tú sí?" Inquirió esbozando una sonrisa incrédula. Anne le explicó sobre su alianza con Diana y no tardó mucho en esperar lo mismo con Gilbert.

"Juro con cada espacio de mi alma, llevar a Gilbert Blythe/Anne Shirley Cuthbert en mi corazón, recordando cuánto me importa, mientras la vida física me lo permita, para que luego brille en el más allá la promesa que este viento presente atestiguará" recitaron juntos, entrelazando sus manos y mirándose con ternura ante el silencio que los rodeaba entre los árboles.

•••

Todo este dinero no puede comprarme una máquina del tiempo.
No puedo reemplazarte con un millón de anillos.
Debí haberte dicho lo que significabas para mi porque ahora estoy pagando el precio.
En otra vida yo sería tu chica.

Años después Anne terminó siguiendo su vida, cumpliendo esa promesa que había sellado en el bosque tiempo atrás. Sí, consiguió un lindo lugar donde vivir en Charlottetown, aunque viajara seguido a Avonlea, y un buen empleo que tomaba gran parte de su tiempo, logrando entretenerla, pero sin alguien más a su lado. Solo ella.

Y Gilbert llevaba el mismo rumbo muchos kilómetros más lejos.

Ninguno encontró a alguien que los completara ni los entendiera, lo certificaron la mañana que simultáneamente e inesperadamente a ambos les llegó la misma carta.

Mantendríamos nuestras promesas, seríamos nosotros contra el mundo

"Anne, mi Anne:
Hace tanto no sé de ti, espero no incomodar, pero aún juro con cada espacio de mi alma llevarte en mi corazón.

Gilbert
Pd: que esta carta lo atestigüe"

———————————————

"Querido Gilbert:
Se que esto no lo esperas, pero no dejo de pensar en ti todavía (tal vez jamás) y mientras la vida física me lo permite, recuerdo cuánto me importas.

Tu Anne
Pd: mis palabras atestiguarán por siempre lo que seremos"

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En otra vida haría que te quedaras...

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