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❝Aunque el tiempo pase, los sentimientos jamás se irán.❞
Paso a paso, Horacio llega a algo muy grande. Pero antes de llegar a la cima, siempre habrán muchos tropiezos, el amor, la amistad y la muerte. Para llegar arr...
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ʲᵒʰⁿ- ─『¿Ya terminaste?』─Preguntó un moreno alto y “exasperado”, viendo fijamente con ojos oscuros al castaño frente a él.
ᵍᵘˢᵗᵃᵇᵒ- ─『¿Qué voy a terminar?, cabrón, tengo que cuidar a mi hermano, no puedo estar vendiendo droga to' el rato.』─Respondió Gustado, amargado.
Gringo peinó sus cabellos oscuros y algo desteñidos hacia atrás, con una sonrisa coqueta.
ʲᵒʰⁿ- ─『Ya, lo sé, sólo te estoy molestando, ¿cómo vas?』─
Gustabo jugueteó con la navaja en su bolsillo, algo cansado y considerando mentalmente si deshacerse de él también o dejarlo porque todavía era útil.
ᵍᵘˢᵗᵃᵇᵒ- ─『Bien, aunque más te vale pagarme, sino te abro la garganta.』─
ʲᵒʰⁿ- ─『¡Hijo de puta!, ¡por tu culpa viene la policía a joder!』─Se quejó el más alto, llevándose ambas manos a los bolsillos de la sudadera roja.
ᵍᵘˢᵗᵃᵇᵒ- ─『Ni tanto, si siempre los agarran a tiros.』─Sonrió el menor de ambos.
ʲᵒʰⁿ- ─『Sigo sin creer que permanezcas tan fresco habiendo matado a un niño.』─
ᵍᵘˢᵗᵃᵇᵒ- ─『No es tan difícil si no lo conoces y no te importa, la verdad.』─Respondió relajado, observando con sus ojos grises.
ʲᵒʰⁿ- ─『Ya pero. .-』─
El alarmante sonido de las sirenas mandó la charla a la mierda. Gustabo miró a Gringo y con un “TIRA, TIRA, TIRA” bastó para salir corriendo por los callejones llenos de basura. En un momento se separaron, honestamente al castaño no le interesaba lo que le pase a él, le importaba más el dinero y regresar a “casa” con una buena pizza llena de queso, eso, le importaba más los ojos iluminados del menor. Sonrió enérgico y comenzó a correr con más velocidad, confiado, sabía que iban a por él, claro, dado a que es el único que toca los huevos en la misma calle todos los días. No estaba en el barrio de la mafia para protegerse, pero tenía atajos para llegar. Una vez ahí, sólo era cuestión de tiempo para que. . .ah, mierda.
ᶜᵒⁿʷᵃʸ- ─『¿A dónde vas?, pequeña ratilla.』─
Las salidas bloqueadas por motos, peor, frente a él, un hombre alto de traje oscuro. Un pequeño ratoncito atrapado por el gato, no podía ver sus ojos, pero sabía que era observado con fiereza. No tembló ni titubeó, se quedó parado en seco, respirando agitado, elevó su vista cruzándose con las gafas oscuras, sonrió y respondió.
ᵍᵘˢᵗᵃᵇᵒ- ─『Primero que nada, buenos días.』─Metió las manos en sus bolsillos y amplió más su sonrisa.─『¿Algún problema?, oficial.』─
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