- Especial -

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Yoongi era alguien normal.

Era un coreano normal.

Tenía 18 años, iba a la preparatoria como todo adolescente, tenía un grupo de amigos.

Pero aún así, siempre estaba aquel vacío en su pecho.

Era algo inexplicable, pero estaba ahí; ese vacío estaba ahí en su pecho y a veces podía sentir su mano picar, deseando tomar algo.

¿Pero qué?

Era un día normal.

Yoongi había despertado tarde como todos los días. Hizo sus necesidades, se vistió con el uniforme de la preparatoria y desayunó junto a su madre.

Pero justo ese día, Yoongi sentía aquella opresión en su pecho mucho más fuerte que las otras veces.

Llevó una mano a su pecho y tomó la tela de la camiseta entre sus dedos, un tanto adolorido e incómodo por la situación.

— ¿Pasa algo amor?

La voz dulce y preocupada de su madre le hizo alejar su mano de su pecho y negar despacio, mirándola a los ojos.

— No pasa nada, tranquila.

Observó la hora en su teléfono, se levantó y llevó el plato sucio al fregadero, abrió la llave con la intención de lavarlo pero fue interrumpido por su madre.

— Ve a clases hijo, ya es tarde. Yo lavaré las cosas.

Trató de negarse, pero su madre insistió y no le quedó más que asentir, besar su mejilla y tomar su mochila para salir de casa.

Casi corre para llegar a la preparatoria, daba gracias a Dios a que ésta no estaba tan lejos.

Llegó justo cuando el portero iba a cerrar las rejas. Se disculpó y entró de inmediato, caminando por los pasillos hasta encontrar su aula.

Entró de golpe, haciendo que sus compañeros y profesor le vieran.

Notó que junto al profesor estaba un chico, cabellos azabaches, piel blanca, ojos ámbar y de estatura baja como él.

Contuvo la respiración al estar frente a tal hermosura. Juraría que su corazón se detuvo cuando conectaron miradas; y eso hubiera sido mejor a comparación de sentir que se le iba a salir del pecho.

— Joven Min, ¿planea quedarse ahí viendo a su nuevo compañero o va a sentarse?

Despabiló, escuchó unas pequeñas risas de fondo, pero a el sólo le interesaba la linda sonrisa que el otro le dirigía.

— Me voy a... sentar, sí, eso...

Murmuró, cerró la puerta tras sí y se dirigió a su puesto habitual, al fondo del salón.

— Bien, puedes proseguir chico.

Dejó su mochila en el suelo y se sentó, sacó su libreta y lápiz, abrió ésta y comenzó a escribir.

— Mi nombre es Leo Xhang, tengo 18. Soy chino-coreano. Espero nos llevemos bien, cuiden de mí.

Y después de una reverencia su presentación quedó oficialmente terminada. Sus compañeros aplaudieron y Yoongi no podía estar más confundido y consternado.

¿Por qué había escrito el nombre y la edad de su compañero nuevo?

Y para su mala -o buena- suerte, aquel chico de linda sonrisa decidió sentarse en el único puesto disponible; a su lado izquierdo.

Quiso prestar atención a la clase, de verdad que quiso; pero su mente se desviaba al chico a su lado.

Sus cabellos azabaches tan negros como la noche.

Stop Sleep, Please. [Min YoonGixMale!reader]Where stories live. Discover now