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—Esto es la guerra, lo matare. Tú lo viste Pa— gruñí enojado, intentando limpiar el lugar donde recibí el beso de ese tonto alfa.
No sé cómo sentirme después de esto, pero de algo estoy seguro que lo destrozare en cuanto lo vea.
—Si lo vi, y me pareció algo tierno. Aun no caigo en cuenta de las agallas que tuvo al hacerlo sabiendo de cómo eres—respondió sincero, meneando repetidas veces la cabeza con una sonrisa divertida.
— ¿Es enserio? Que le ven—hable irritado, esta situación se volvía cada vez mas densa.
—Tengo buen ojo, y este alfa es un buen partido—expreso mientras recogía los platos sucios de la mesa.
—Pa, ¿estás de su lado o del mío? Soy tu hijo—me cruce de brazos simulando a un niño haciendo una rabieta.
—Estoy de mi lado, y no veo el problema al fin hay alguien quien te quiere pero tu actúas como todo un idiota—sincero.
Mi papá hablaba de lo más normal, sin filtros a la hora de dar su opinión, detesto que siempre tenga la razón pero qué hago él no es mi tipo ideal, es más creo que no tengo un tipo.
—No es justo, porque tuvo que pasarme esto a mí— hable indignado.
Con un movimiento involuntario lleve mis manos en mi pecho, quería quitarme esa sensación de felicidad que mi lobo trataba de hacerme sentir en todo momento, nunca me imaginé tener a alguien y mucho menos lo haré ahora.
—Tranquilo hermanito, ahora no es momento de reprocharse ¿Qué se siente ser omega? —sonrió con sorna, disfrutando de mi desdicha.
Hoseok sabía que yo no estaba del todo feliz con esta situación tan nueva para mí, tomo una butaca y se sentó en la cocina en donde estábamos papá y yo conversando.
—Horrible, no saben las ganas que tengo de degollarme con la navaja y al fin descansar de este lobo tan meloso que me toco tener—sincere cansado—. Odio que hable, odio que siempre lo mencione, odio mi vida.
—Y sabes que odio yo—hablo mi papá—. Que digas tantas estupideces juntas.
—Solo quiero ser el de antes, no estoy contento ¿no lo comprenden?
—Si yo fuera tú, estaría más que feliz—expreso mi hermano con una sonrisa picarona mientras que se acercaba a darme palmadas en los hombros—. Muy, muy feliz.
— ¡Hoseok! —llamo mi papá subiendo el tono de su voz.
—Aun no eh dicho nada y ya me regañas—hablo con una mueca—. Pero de igual manera eres afortunado hermanito.
—Kim Hoseok, cállate ya—regaño mi papá típico cuando dices algo fuera de lugar, llamándote por tu nombre.
—Calma papá ni que fuera cosa del otro mundo —chillo nuevamente mi hermano alzando sus cejas de arriba abajo mientras me miraba—. ¿No lo imaginas?
