Capitulo X

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Me extendió la mano la cual cogí para seguirlo a su habitación. Me tiró en la cama con una sonrisa tan malvada y una mirada lujuriosa iluminados por la luz del baño.

Al subirse en la cama con su polla otra vez endurecida me sentí tan salvaje. Su cara prometía sexo duro y salvaje. Mordí mi labio consciente de que eso lo volvía loco. Lo tuve encima de mí en menos de lo esperado acariciando mi cuello.

-          Chocolate… me encanta el chocolate.

-          Lo tendría en mi boca hasta derretirlo- lo provoque.

Acariciando su polla encerrándola en mi mano con presión empecé a frotarlo.

-          Que golosa…

-          No tengo la culpa de que sea tan delicioso…

-          Tendré que castigarte.

-          ¿Cómo lo harás?

-          Unas nalgadas no te vendrían mal, así que date la vuelta y sube el culo.- ordeno.

No discutí eh hice lo que me ordenó ya que confía en él aunque suene estúpido ya que no lo conocía bien.

-          ¿así?

-          Si… ahora respira y aguanta que no soy tan bueno que digamos.

-          ¿Cuantos serán?- pregunte algo recelosa.

-          Diez así que no te olvides de contar.- asentí pensando en lo rojas que me quedarían.

Él se puso alado de mi cadera mientras acariciaba mis nalgas. Sentía algo de miedo y excitación. La primera no fue tan dura pero me causo un escozor en la piel azotada.

-          Uno- otra palmada- dos- esta vez picaba- tres…

Esta vez dolía levemente pero me estaba excitando más.

-          Cuatro- di un respingo- cinco…- picaba mucho ya que fue más fuerte.- seis…-igual que la anterior pero sentía que perdía la concentración y me gustaba mucho- siete…- sus dedos acariciaban aquel lugar que me escocía.

-          Tus nalgas están de un color tan rosa que me vuelve loco…

-          Ocho…- esta me excito mucho- nue…ve…- presiono mis nalgas después de aquella nalgada fuerte- diez- pegue un grito ya que esta sí que dolió.

-          Haz sabido contar.- sonrió satisfecho

Tocó húmeda vulva metiendo un par de dedos en mi vagina mientras se colocaba atrás de mí.

-          Ya estas  húmeda otra vez… te excitan mucho las nalgadas ¿cierto?

-          Sii…

-          Bueno ya no aguanto más así que abre más las piernas.

Eso hice, el entro a mi vagina por detrás volviéndome a llenar y a embestir pero mis nalgas rojas tocaban la piel de su pelvis y de alguna forma eso me enloqueció llegando a querer que golpee contra mí piel en cada arremetida suya.

La hora se convirtió en hora y media terminando jadeantes de espaldas en la cama que ya estaba llena de nuestros líquidos u olores. No quería irme quería quedarme ahí y dormir todo el día pero era imposible y entre más rápido lo haga sería mejor.

-          Tengo que irme.

-          Ya lo sé- dijo en con una mirada ausente y fría.

Vínculo - Enamorada de mi amanteUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum