1. Recuerdos dolorosos, locuras y duchas calientes.

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Capítulo uno: Recuerdos dolorosos, locuras y duchas calientes.

Sonreí mientras veía a mis padres al fondo, moviendo los brazos en el aire y gritando mi nombre. Corrí hacia ellos lo más rápido que pude, y nos juntamos en un efusivo abrazo. Por fin había llegado el verano, y por fin podría librarme de toda la pesadez de las clases, y también por fin podría ver a mis padres después de dos largos años.

Sí, hace dos años que no veo a mis padres.

Desde que sucedió aquello, cuando terminé la escuela, decidí que quería irme a estudiar a una Universidad lo más lejos posible. Lo había pasado muy mal, y, la verdad, estudiar allí sabiendo todo lo que había sucedido no me iba a ayudar a pasar página y mucho menos a concentrarme en mis estudios y en lo que quería hacer.

Por lo que cuando la escuela terminó, hablé con mis padres diciéndoles que quería irme a estudiar fuera de la ciudad, diciéndoles que no era nada personal hacia ellos (por lo sobreprotectores que eran y esas cosas), si no por lo que había sucedido.

Porque sí, después de aquello (obviamente), tuve que contarles a mis padres lo que había pasado en los meses que ellos no habían estado, y aunque mi padre se puso bastante furioso por así decirlo (porque mi padre realmente nunca se enfada), lo entendieron, y estuvieron de acuerdo en que si yo creía que era lo mejor para mí, pues que así fuera. Y agradezco también profundamente que no hubiesen estado todo el día encima mío, ni presionándome, ni cosas así, ellos entendieron el punto y me dieron mi tiempo. Cosa que agradecía demasiado.

Entonces me fuí y decidí comenzar a estudiar lo que yo quería: arte dramático. Siempre me había gustado el teatro y de pequeña siempre participaba en obras. Pero cuando fui creciendo creí que el ser actriz no me iba a servir de mucho cuando fuera adulta, ya que bueno, mis padres en verdad no estaban muy de acuerdo porque decían que no era un trabajo serio como por ejemplo sí lo era el suyo, pero también les expliqué que por muy poco trabajo serio que fuese yo quería hacerlo y ellos debían aceptar mi decisión.

Y aquí estamos de nuevo.

Y no podía creerme que estuviese aquí de nuevo.

De repente, un recuerdo rápido sobre Liam pasó por mi cabeza, y rápidamente empujé esa imagen fuera de mi cabeza. Me negaba a pensar en Liam. Por supuesto, de vez en cuando lo hacía, y con de vez en cuando quería decir muy a menudo, pero me dolía pensar en todos esos recuerdos con él.

La última vez que lo ví fue cuando me dijo que se iba.

Así que sí, hace dos años que tampoco le veo.

Y la pregunta es: ¿todavía lo quiero?

Bueno, no podía responder a eso porque trataba de no pensar en ello.

Pasé tantos días después de aquella discusión con Liam llorando, con un corazón roto, que hice todo lo posible por intentar olvidar a Liam y sobre todo de no volver a llorar por él.

- ¡Oh, cariño! ¡Te he echado tanto de menos! - Exclamó mi madre, abrazándome con fuerza como si no hubiera mañana.

Me reí, yo también los había echado de menos, pero no era como si me hubiese ido a la guerra o algo por el estilo. Mi madre tenía esa característica de ser muy exagerada cuando el momento lo pedía a gritos.

Mis padres siempre habían sido muy cariñosos y amables conmigo, a pesar de sus contras. Pero todos los padres tenían cosas que a nosotros, los hijos, no nos gustaban; igual que a ellos no les gustaban cosas nuestras.

- Yo también. - Contesté, con la cara aplastada en su pecho. - Pero... - Me separé de ella y volví a respirar normal. - ¿Podemos irnos? El vuelo ha sido bastante pesado y quiero descarnsar un poco. - Dije, peinándome los pelos.

El Playboy es mi Enemigo, [SP#2] | ✓Where stories live. Discover now