𝙚𝙭𝙥𝙚𝙧𝙞𝙢𝙚𝙣𝙩: 𝙩𝙝𝙚 𝙘𝙪𝙧𝙚 [Leon S. Kennedy & Tú]

Four

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NARRADORA.

Al otro día, ________ despertó por un movimiento en su hombro, algo brusco. Por lo cual inmediatamente abrió sus ojos y miró a aquel que había osado de despertarla de su profundo sueño.

Se quitó sus audífonos, y se acomodo en la cama, sobando su ojo izquierdo, siendo un poco cegada por la fuerte luz que entraba por la ventana. Había un sol muy fuerte y había mucha calor.
Era Liz quien la estaba despertando, ya que el día estaba comenzando, y el sargento pidió que todos se dirigieran hacia la cancha de la escuela.

— Liz.. gracias por despertarme, otra vez. — rió levemente la menor de la institución, dejando su Walkman de lado y sentándose en la orilla de la cama, Mirando por la ventana.

— son las 9 de la mañana, el sargento nos quiere a todos allí a las 10, así que ve a vestirte. Deberías de atender esa herida, ¿como te la hiciste? — preguntó la chica sentándose en su cama también, sacando debajo de estas sus botas militares. — tú mano también está herida, parece que se está infectando.

— Ah.. esto, no lo sé realmente, quizás fue ayer por el entrenamiento de boxeo, ya sabes. Suelo ser muy ruda con ese saco de boxeo. — respondió la castaña, dándole una leve sonrisa tratando de convencer a su compañera de cuarto.

— Hmm, esa herida no puede ser causada por un simple saco de boxeo ______. — La rubia no era tonta, sabía perfectamente que su amiga se había metido en alguna pelea quizás. — Tú mano tiene una cortada un poco profunda, se te está comenzando a infectar y tienes que ir ahora mismo a la enfermería sí no quieres llevarte un regaño del sargento hoy. Tú rostro, tienes un rasguño, como sí te hubiesen estampado la cara en el suelo y te hubieses raspado con este, debes limpiarla antes de que se te infecte también. ¿Sabias que hoy, los más jóvenes podríamos ver el rostro del sargento Jones? ¡es un milagro! Estoy muy nerviosa y a la vez asustada, ¿sabes por qué? por qué-

y la rubia seguía , y seguía hablando. La menor no estaba muy interesada en lo que la rubia decía. Solo mantenía su mirada fija en algún punto de la habitación, y aquellas imágenes de anoche volvieron a aparecer por su mente. Aquel estúpido policía rubio no dejaba de aparecer por su mente, y odiaba eso, ella jamás había tenido algún sentimiento por alguien.
¡ Jamás se enamoró! ni dentro ni fuera de la escuela, ni siquiera cuando estuvo en primaria se enamoro de uno de sus compañeros.. o compañeras..

_______ se encontraba en un momento de su vida en el que no le interesaba gustarle a alguien, o enamorarse de alguien. Estaba en una etapa en la que respetaba su propio espacio, en el que se sentía bien estando sola y sin ningún tipo de sentimiento por alguien, aun que jamás sintió que era estar enamorada. Pero en fin, sólo seguía recordando a aquel policía.

Sacudió su cabeza, intentando alejar las imágenes del policía, y centrándose en levantarse de la cama e ir a la enfermería, allí es donde iría primero, luego se vestiría e iría a la cancha en donde el sargento quería ver a todos.

—... y entonces quédare muy sorprendida por qué jamás lo he visto, pero-

— Liz.

— ¿sí?

— iré a la enfermería.

y sin más salió de la habitación, dejando a la chica allí sola, quizás hasta hablando sola. Pero eso poco le importaba.

Caminó por los largos pasillos, llegando a la enfermería, quién la atendió la amable anciana que trabajaba allí desde que tenía 20 años. La anciana era la que más años llevaba aquí, ella había conocido al padre del sargento, quien lamentablemente falleció en la guerra, dejando a su pequeño hijo a cargo de su escuela militar.