Capítulo 21

342 29 0
                                    

CARTER

Estaba detrás de Orbela, que camina enfadada, sus puños cerrados dejan sus dedos blancos y cortan el viento con cada movimiento de sus brazos, entra en clase y se sienta al lado de Drake. Se nota que se esta desahogando, luego ambos ríen y ella cambia su estado de enfado a alegre y nuevamente a enfado. Le cuenta algo con emoción a Drake, moviendo las manos en exageradas expresiones y luego pone una cara de sorpresa que enternecería el corazón a cualquiera, como si le hubieran dicho que su mayor deseo - ese que ves imposible- se fuera a cumplir. Drake escribe algo en una hoja y los ojos de ella casi parece que vayan a explotar de la emoción, se puede ver el brillo desde aquí.

Al final Orbela deja caer los brazos abatida por tanta emoción recostandose sobre Drake que pasa un brazo por sus hombros, la pelirroja apoya la cabeza en el hombro del chico y este le da un beso en el pelo, de esos que dan los hermanos mayores. Cinco minutos después comienza la clase, ambos alumnos quitan sus cómodas posturas y toman posición para coger apuntes.

La clase acaba y yo voy a ver a mi padre al igual que orbela que va unos pasos por delante de mí notablemente enfadada de nuevo. Entra por la puerta y después a la trastienda, mi padre me mira con el ceño fruncido antes de hablar.

— ¿qué le has hecho?

— ¿por qué siempre que pasa algo tengo que ser yo el culpable papá?. Han sido Celeste y Amber, han extendido la tontería de que nos hemos acostado para ella sacar buenas notas.

Se oye un estruendo en la trastienda, vamos con calma sabiendo que Orbela le habrá dado una patada a algo seguramente, atravesamos la puerta y todo parece estar normal. Mi padre se agacha al lado de Orbela que esta debajo de la moto y habla con voz suave.

— Bel, no estés enfadada.

— no lo estoy.

— si lo estás.

— vale si lo estoy, pero no por lo de que me haya acostado con Carter. Estoy enfadada conmigo misma y con el mundo.

— ¿y por qué?

— no lo sé y eso es lo que me enfada aún más.

— anda, sal de ahí y vamos a comer algo.

— tengo el estómago revuelto, comer vosotros si queréis.

— está bien, pero acompáñanos por lo menos.

— vale.

Ajeno a esta conversación me levanto y voy a por la comida, dentro del envase hay paella, cojo dos platos de plástico junto con los cubiertos del mismo material y los coloco sobre la mesa, ahora limpia.

— ¿qué vas a hacer esta tarde?

Ella mira con recelo la comida, toca el hombro de mi padre algo sonrojada y cuando este la mira abre la boca y se señala dentro, igual que un niño pequeño. Mi padre riéndose sirve un buen tenedor y lejos de hacer ascos por compartir cubierto sonríe complacido cuando Orbela suelta un pequeño gemido.

— pues teniendo en cuenta que tengo tres horas libres porque Rose me despidió... quedaré con Nick

— ¿¡Nick!? ¿Aquel Nick que te dijo lo que yo escuché?

— si Carter, ese mismo Nick.

— ¿¡por qué!?

— me quiere pedir disculpas.

— oh vamos ¿y tú te lo crees?

— que me lo crea o no es asunto mío, sé defenderme solita, además me puede dar un trabajo.

— claro, ¿qué vas a ser? ¿su puta personal?

La cara de Orbela cambia drásticamente, casi parece que echa humo por sus orejas, sus puños cerrados y su respiración acelerada me indican que se está aguantando soltarme un puñetazo.

— y si lo fuera ¿qué le importaría a usted? Es mi maldito profesor.

Esas últimas palabras las escupe más que decirlas, me siento mirándola fijamente hasta que mi padre se interpone.

— Orbela cielo, ¿por qué no te vas? pásalo bien esta tarde y deja que te invite él al café.

Le da un beso a mi padre antes de darse la vuelta e irse, no sin antes dirigirme una mirada de desagrado.

— Alex. ¿Me explicas qué te pasa?

— enserio papá, mucho protegerla, mucho protegerla y luego dejas que quede con un tipo que la trata como la trata.

— te has pasado diciéndole eso.

— como ella dice es muy mayor para defenderse solita, ya te vendrá después llorando.

— ¡Alexander! Serás muy inteligente hijo, pero eres un idiota al no darte cuenta de lo que pasa con Orbela y de no saber que nunca haría una cosa así.

— papá no me vengas con tonterías que trabajaba en un bar de putas.

— joder, no le quedaba otra opción.

— papa, ambos sabemos que Orbela es lo suficientemente lista para conseguir otro trabajo.

— de verdad tú crees que con catorce años la iban a coger en algún sitio que fuera legal. El otro día nos enteramos que anduvo jugando con drogas para pagar deudas.

— ¿lleva trabajando ahí desde los catorce años? Eso es... podría considerarse pederastia.

— si Alexander, lleva muchos años arriesgándose para llevar dinero a casa. Cosa que tú no puedes entender ya que afortunadamente nunca te ha faltado de nada.

No respondo a eso, me levanto de la silla avergonzado y salgo de la trastienda, me encuentro a Orbela sonriéndole a un cliente que le triplicaría el tamaño mientras le explicaba todo acerca de una Harley. No parece sentirse menos ni intimidada ante aquel hombre, le sonríe consiguiendo una pequeña mueca en el hombre que mira a la chica con los brazos cruzados, con una mirada que denota admiración por la pelirroja.

Me quedo en la entrada viendo como estrechan sus manos indicando que han cerrado el trato, se lo lleva al mostrador y le deja el resto a mi padre, mientras tanto un motorista ha aparcado fuera, salgo antes que Orbela y me acerco al tipo en cuestión.

— ¿Nick verdad? — El chico se da por aludido y levanta el casco —. como la hagas algo te encuentro y te parto los huesos, cómo la fuerces o como la pongas un dedo encima...

— sus gemidos del otro día mientras tu estabas en la habitación no decían lo mismo, se la veía bastante dispuesta...

— serás...

— ¿quién es el cateto este?

La pregunta iba referida a Orbela que le da una colleja antes de subirse en la moto tras él.

— el cateto ese, es amigo mío, aparte de mi profesor, trátalo con un poco más de respeto.

Notaba que las palabras de Orbela iban
enserio, sin embargo seguía enfadada conmigo, y de repente siento en mi conciencia el peso del efecto que causan mis palabras en la chica.

Me meto en el coche y me voy a mi casa, me quito los zapatos y me tiro en el sofá para leer un libro. Aunque no entiendo lo que pone ya que leo una y otra vez la misma página pensando en Orbela y su vida, en lo que estará pasando ahora mismo con Nick, en lo que pasó la noche en el club, en el que ahora mismo siento algo que me reconcome la conciencia y que lo único que quiero es ir a ver a Orbela y pedirle perdón, decirle que solamente estaba preocupado por lo que Nick tuviera narices de hacer, mi única intención es protegerla y a veces me voy a los extremos.

Seguramente ella me diría que no necesita protección, que es muy mayor para protegerse, que lleva muchos años cuidándose sola y no necesita que alguien venga a cuidarle las espaldas, pero solamente soy así, busco lo mejor para ella sin pensar en las consecuencias que atrae mi constante atención sobre ella.

Señor CarterWhere stories live. Discover now