Capítulo 5: Nubes grises en el paisaje.

380 41 9
                                    

Capítulo 5: Nubes grises en el paisaje.

Ambos solían pasar mucho tiempo juntos, pasaban horas en casa de uno u otro, pero habitualmente más en la casa de Oscar porque su padre llegaba del trabajo a las seis. Jugaban videojuegos, veían televisión, comían juntos, de vez en cuando también iban a la playa, pero desde hacía unas semanas que ya no les gustaba, eso después de un pequeño incidente… Ese día hizo calor, un calor inusitado para la fecha del año, y aunque era un día entre semana decidieron ir. Habían estado corriendo durante horas, jugando fútbol, nadando, y terminaron tumbados sobre la arena después.

Oscar solía ser siempre el más impulsivo de los dos así que se subió en el pecho de Jonathan y, echando una última mirada a su alrededor comprobando que seguían completamente solos, comenzó a besarlo, con uno de eso besos voraces que daba Oz, esos que dejaban a Jonathan todo confundido y con su rostro sumamente sonrojado, pero ahora aún más ya que ninguno de los dos tenía ropa del pecho para arriba. De pronto el beso pasó de solo ser eso a ser algo más, comenzaron a empujarse entre la arena, tocándose como normalmente no lo hacían. De pronto Oscar, que estaba sobre Jonathan, paró abruptamente y se echó para atrás como si el otro muchacho lo hubiese empujado con ambas manos solo que no lo había hecho.

Jonathan tuvo miedo un instante pero siguió la trayectoria de la mirada de su amado rubio, y entonces los vio. Oscar tenía la mirada enterrada en un par de chicos mayores que aparecieron de pronto detrás de una gran roca que descansaba en la playa, lejos del alcance de las olas.

Los chicos los miraban con repulsión y comenzaron a burlarse de ambos allí como estaban tirados en la arena. Hicieron burlas tan vulgares y degradantes que Oscar acabó por responderles un par de cosas, cosas que los hicieron molestar, cosas que les dio a esos chicos unas muy buenas razones para golpearlos. Pero al final no lo hicieron, solo los miraron con una miraba terrible, como si fueran contagiosos, como si tuvieran lepra en fases muy avanzadas, y se fueron.

Oscar había terminado llorando, pero no lloró por él, ni por las burlas de aquellos muchachos, lo hizo por el rostro que puso Jonathan. Su bello rostro se deformó hasta casi las lágrimas, entonces no tuvo más opción que llorar primero. Lloró para darle la oportunidad de ser el fuerte esta vez a Jonathan, lloró porque quería hacerlo, lloró porque no soportaba ver que Jonathan llorara.

Ahora estaban sentados en el suelo de la habitación de Oscar con controles de juego en las manos. Realmente ninguno deseaba estar allí en un sábado caluroso. Otros de sus amigos irían a la playa, pero ellos dijeron que no en el momento en que los invitaron porque sabían que no soportarían estar medio desnudos sin tocarse o besarse.

—Oye, Jony —llamó Oscar distrayendo a Jonathan de su juego en el monitor, donde se movían vertiginosamente autos futuristas por unas intricadas pistas espaciales.  —Una carrera, si te gano harás lo que yo quiera…

Jonathan rió pero sin apartar la mirada de la pantalla.

—¿Y qué es lo que quieres? —preguntó, al tiempo que lo miraba con una sonrisa curiosa en sus labios rosas.

—Besarte, pero cuanto yo quiera y como yo quiera —respondió Oz, con una sonrisa pícara en el rostro.

—De acuerdo, pero si yo gano lo mismo —Accedió Jony, con una pizca de emoción en su semblante.

Y regresó la mirada al juego, cada uno igual de interesado por ganar. De pronto, Oscar vio que el auto verde que controlaba Jonathan pasó al suyo y, molesto, golpeó su mano. Este perdió el control en el suelo pero lo recuperó rápidamente.

—¡Trampa! —exclamó Jony consiguiendo únicamente que Oscar se doblara de la risa.

Al regresar al juego se percató de que el auto del otro ya le llevaba mucha ventaja, e hizo exactamente lo mismo.

Solo AmorWhere stories live. Discover now