Capítulo 7: La noticia

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CAPÍTULO 7: LA NOTICIA.

Todos los chicos del grupo de Oscar y Jonathan, incluyéndolos a los dos, estaban de pie en la vieja cancha de fútbol de la escuela, esperando a que el viejo profesor llegara para impartir clases. Ellos mantenían la distancia para guardar las apariencias, pero se miraban desde sus lugares.

El profesor no tardó mucho en llegar y tiró al suelo un montón de casacas de dos colores.

—Armen equipos —dijo e inmediatamente escogió a Oscar y a un chico entre la multitud como líderes de equipo—. Hay una junta en la sala de maestros —continuó—, yo volveré enseguida y cuando eso pase quiero verlos en equipos y jugando, ¿entendido? —les explicó.

Todos los chicos asintieron con unos cuantos "Sí".

—Voy primero —se adelantó el chico líder del otro equipo cuando el profesor se hubo ido y eligió la casaca de color verde que estaba en el piso—. Elijo a Ernesto —declaró.

Oscar, sin pensarlo dos veces, escogió a Jonathan aun sabiendo que era realmente malo en el fútbol. Jonathan salió de entre la multitud y avanzó hacia Oscar, y cuando lo hizo hubo un pequeño coro de voces sarcásticas que decían "Qué sorpresa" "Qué raro". Oscar hizo oídos sordos y lo ignoró, después el chico del otro equipo continuó eligiendo.

—Julián —dijo el chico y un alto muchacho salió de la multitud para unírsele.

—Ricardo —escogió Oscar. Aquel chico era uno con los que se juntaba en el receso. Un amigo.

Entre los chicos que aún no habían sido elegidos se burlaron del chico llamado Ricardo diciéndole que le tocaba ir con el equipo de señoritas.

En ese instante Jonathan quiso tomar la mano de Oscar para retenerlo, pero las miradas curiosas sobre él no lo dejaron actuar. Por suerte este no hizo nada y la selección continuó hasta que el líder del otro equipo dijo que sería fácil ganarle a un equipo que tenía por líder a una mariposita.

Al escuchar eso Jonathan cerró la mano, pretendiendo agarrar la de Oz, pero solo agarró aire allí donde había estado la mano de su novio. Oscar ya se había ido encima del muchacho, lo azotó contra el suelo mientras le decía:

—¿¡Cuál es tu problema!? ¿¡Cuál es tu maldito problema!? Hijo de...

—¡Déjeme en paz, maldito maricón! —exclamó el otro muchacho.

—¿¡A quién llamas maricón!? —gruñó Oscar y lo azotó contra el asfalto de la cancha.

—¡A ti, imbécil! ¿¡Crees que nadie lo nota, marica!? Todos saben que te tomas de la mano con el extranjero y que te besuqueas con él en los baños ¡Es asqueroso! —le escupió el chico, lo que hizo que Oscar retrocediera, dándole la oportunidad al muchacho de  sacárselo de encima y golpearlo. Al ver eso, Jonathan, que no había movido ni un dedo, fue en su ayuda, y cegado por el enojo le propinó n una buena golpiza hasta que se metieron los amigos del chico a defenderlo, y Oz, por supuesto no había podido quedarse al margen.

Entonces se armó una gran revuelta.

A Jonathan ya le habían abierto el labio inferior y su camiseta blanca estaba completamente ensangrentada cuando un horrendo pitido llego a los oídos de todos y estos se quedaron quietos como estatuas de hielo.

—¿¡Qué demonios está pasando aquí!? —Exigió el profesor que venía corriendo con dificultad desde las oficinas. —¡Les dije que los quería ver jugando cuando regresara! ¿¡Y qué me encuentro!? —Inquirió—¡Una pelea de delincuentes! ¿Quién es el responsable? —la vena verde de su frente saltaba en cada grito que el hombre daba.

Solo AmorWhere stories live. Discover now