Extra

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-¡Emilio!Mailo! No encuentro a Alejo -el omega corrió a la habitación buscando a uno de sus maridos- pensé que estaba con Ethan y resultó que no. No tengo idea de dónde se metió. 

El omega tendía a alterarse cuando se trataba de sus bebés. Y con más razón si se tenía en cuenta que eran muchos. La abuelita Osorio había estado en un error. Cuando fueron a ver por primera vez a sus bebés, la pantalla no marcaba a cuatro. Joaquin había estado asustado cuando el médico se vió asombrado. Hasta que le dijo que estaba esperando a cinco bebés. Recordaba como Emiliano había caído de la impresión y Emilio casi fue por el mismo camino. Habían sido unos meses muy intensos hasta que dio a luz. Pero todo había resultado bien. 

-Tranquilo, dijo que él y Alejo buscarían oro en el patio -el alfa dejó el cuadro que pintaba y se enderezó para ver a Joaquin- no te preocupes tanto, puede hacerte mal. 

-No está, lo busqué y ninguno sabe -comenzó a pensar- ¿y si llamas a Emiliano? 

-No podemos molestarlo, dijo que estaba ocupado -tomó la mano de Joaquin y salieron juntos de la habitación que sobraba, la que usaba ocasionalmente para sus trabajos con pintura. 

El omega trataba de hallar el aroma de su hijo, sin encontrar la fuente. Estaba resfriado. 

-¿Le preguntaste a Sol o a Helen? -interrogó Emilio en lo que recorrían la casa buscando a su hijo. 

-Están con sus amigas, a la vuelta, Emiliano las llevó antes de irse -se frotó la sien, sin regañar a su marido por olvidar a dos de sus hijas- él es el más tranquilo de todos, no puede estar muy lejos. 

-¿Y con el vecino? Dilia, creo. 

- Dyna, su nombre es Dylan Kim -Joaquin no pudo evitar reír- y no, Camilo dijo que no iban a poder jugar este fin de semana porque iba a visitar a su abuela. 

-No se me ocurre nada más -Emilio trató de pensar en donde podría haberse metido su hijo- mmh... Emiliano le trajo libros nuevos, ¿y si está por allí leyendo? Debe estar ansioso por darles una mirada. 

-Tienes razón, no lo pensé -Joaquin soltó su mano y buscó las escaleras- Emiliano dijo que se mete en la oficina a leer. 

-Allá debe estar -caminaron a las escaleras y subieron de forma veloz al segundo piso. 

Antes sólo estaba la planta abajo, pero la casa había tenido muchos cambios en 9 años. Sus hijas Sol y Helen compartían habitación. Era lo suficientemente grande para ambas. Camilo compartía con Ethan por iniciativa propia, eran los que mejor se llevaban. Y Alejo sólo, así lo prefería. Mientras que ellos tenían una alcoba arriba, además de una oficina y dos piezas extras. Asumían que en algún momento sus hijos querrían su propio espacio. 

Fueron directo a la oficina que ocupaba mayormente Emiliano en sus cosas. Al entrar, justo en el suelo donde daba la luz de la ventana, estaba su hijo Alejandro, al que apodaban Alejo. El chico ni los miró, estaba concentrado en el libro en sus manos. 

La primera reacción de Joaquin al hallarlo, podría haber sido ir a regañarlo por no responder todas las veces que lo llamó. Excepto que al verlo tan tranquilo, no pudo. Su hijo era un omega, al igual que Helen, de forma natural, podía entenderlo mejor. 

-Alejo, hola -su hijo levanto la vista ante el saludo de Emilio, viéndose aturdido.  Se perdía al leer, en ocasiones terminaba tan concentrado que ni siquiera les hacía caso a sus hermanos. Los que eran bastante molestos. 

-Te hemos estado buscando -Joaquín se apoyó en la pared y respiró con tranquilidad. 

-Sólo... Quería algo de paz -se acomodó los lentes y los miró ceñudo- los chicos están muy hiperactivos. 

Cuidando de su compañero/EmiliacoWhere stories live. Discover now