𝙤𝙣𝙚-𝙨𝙝𝙤𝙩𝙨 || ᴊꜱʜᴋ

𝓡𝓮𝓶𝓮𝓶𝓫𝓮𝓻

【Mitsuba Souzuke- Fluff】
Requested by: Deku-Midoriya120219

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— ¿No piensas ir a clases?

Aquel espectro de cabellera rosada estaba junto a su silenciosa querida, en la azotea de su escuela sintiendo la brisa robar de su boca las palabras. Ella le sonrió, despreocupada, su espalda acomodada contra la pared.

Mitsuba conocía su silencio, y no le gustaba lo que podría pasar por la mente de ____ en estas circunstancias. Se acercó más a su cuerpo, flotando en busca de su mirada perdida, sin embargo ella huía. El rostro del espectro mostró el gesto de enfado ante la poca sinceridad de la chica, y prosiguió a hablar más.

— Si tienes algo que decir, para eso naciste con boca.

Nuevamente el molesto silencio se tragaba su conversación, y le fastiaba tanto que no hiciera nada para cooperar, buscar una solución o explicarle su disgusto. Las palabras de Mitsuba estaban listas para salir como un disparo, en forma de regaño, cuando en sus oídos se filtró el suspiro cansado de su contraria.

— No confío en lo que harás — confesó con un toque melancólico, fantasma, a la inalcanzable figura de su pareja fallecida — ¿Volver a la vida? ¿Eso es posible?

Ahora él era quien callaba, escuchaba lo que su novia decía y trataba de encontrar lógica. Pero ni siquiera él lo entendía, no había explicación para esos dos ignorantes lejanos.
Sus manos querían juntarse, como antes de morir hacían, pero la transparencia se adueñaba del chico al acercar su brazo. Volvieron a mirarse, pues lo gratuito no se niega, y los ojos de ____ llovieron entre cantos de lástima.

— Siento que algo malo pasará. Y que no podré ayudarte cuando ocurra, pues viva me siento tan útil como un cadáver.

Por el bien de ambos, callaron, y el viento se llevó la plática que destrozó sus corazones en miles de pedazos. Más, sintieron aquella compañia que era una necesidad, ambos lloraron en el silencio, tocando milímetros de sus pieles aunque fuera imposible.
La campana que advertía de una nueva clase se escuchó, y entre la mente de Mitsuba llegó algo bello.

— ¿Recuerdas cuando nos conocimos? — esa pregunta, simple y corta, unió las piezas de sus rotas almas por el recuerdo — Éramos unos pequeños niños, y siempre me defendías de los matones. En ese tiempo, no pude hacer mucho por tí hasta que nos hicimos novios.

Las imágenes de una declaración en medio de un patio solitario volaron en sus memorias como un sueño.

— Puedes recordar eso, ¿verdad? — la chica asintió a la duda con más confianza — Si algo llegase a ocurrir, cualquier cosa, tampoco lo olvides.

Esa imposibilidad de tocarse los mataba, y sus voces parecían cada vez más lejanas los obligaba a reafirmar que estaban juntos, aunque fuese sus almas, necesitaban ese recuerdo.
Ambos bajaron la mirada a sus manos en el mismo punto, sonriendo.

— Tampoco dejaré que te olvides de mi — la burla se asomaba por los labios alegres de la chica — Lo tienes prohibido, y si lo llegas a hacer, te lo voy a recordar a golpes.

— No son necesarios los golpes, ____-chan.

El chico se alejó flotando de la estudiante, y ella lo persiguió levantándose sin limpiar el polvo, corriendo al fantasma que huía de su novia.

— ¡Claro que son necesarios!

— ¡Mitsuba-kun! — la pequeña niña de cabellera corta llegó hasta el solitario chico que comía el almuerzo junto a los arbustos. Aterrado por el grito y la presencia desconocida, el pequeño niño casi tira su comida — ¿Puedo comer contigo hoy?

— ¿P-por qué querrías eso? — la cercanía que mantenían ponía nervioso al pequeño niño, acostumbrado a que la compañia de alguien significaba golpes e insultos.

— Siempre te veo solo, sin amigos y marginado de ese grupo de orangutanes que tenemos como compañeros.

Esa explicación casi lo hace llorar hasta que las manos ajenas tomaron las propias, con calma y dulzura, en un trato de tranquilizarlo.

— Quiero ser tu amiga — dijo la chica con una sonrisa — Mi nombre es ____ ____, estoy sentada dos puestos atrás de ti en el salón.

Aquella tarde había llegado una luz a la vida del pequeño infante, que brillaba lo suficiente para que ambos avanzaran junto a la promesa de permanecer el uno para el otro contra el montón de personas que quisieran molestarlos.

— ¡Recuerda éste día, porque es el inicio de nuestra vida juntos, Mitsuba-kun!

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¡Gracias!