Capítulo 23

608 129 24
                                    

Jenne Holder

En el trayecto hasta su coche me mantuve quieta,resignada a que no me dejaría en el suelo,y el caminaba relajado,como si llevarme en su hombro, con mi rostro casi rozando su trasero,fuese lo más ordinario que había hecho en su vida 

Cuando me depositó junto a la puerta del copiloto me sentí desorientada.Cubrí mi frente con ambas manos como si pudiera sostener mi cabeza y detener aque mareo.Estaba segura de que mi cabello era una maraña.Sin embargo,ninguna de esas cosas salvó a Kyan del golpe que le di en el hombro con el puño cerrado.

Por idiota.

En un intento de verme molesta me crucé de brazos y le lancé una mirada envenenada,arqueando una ceja mientras formaba una mueca de repulsión con mis labios.

Fue en vano.

Kyan me observó fijamente unos segundos antes de estallar en una carcajada.

—Deja de poner esas caras Jenne —rodeó el auto para llegar a su lugar —.Te gustará el lugar.

Rodé los ojos y subí al asiento del copiloto,con la incertidumbre de no tener alguna idea sobre ese lugar.También algo nerviosa por ello, y por hecho de que haya pensado en un sitio que me gustara. De que haya pensado en mí sin estar conmigo.

Condujo más allá de los límites de la academia,y eso fue cómo leña para la llama de ansiedad en mi interior.

En el camino,la noche arropaba nuestros alrededores,la luna iluminaba tenuemente árboles,arbustos y edificios,aunque no estaría completamente llena hasta su próxima faceta.En un punto,comencé a visualizar menos civilización,es decir,nos acercábamos a una zona rural.Era una ruta de senderismo en una colina no muy alta.Atravesamos un arco de madera con un gran letrero rojo en el que se leía:"The way".A lo lejos,capté un parking para autos y concluí en que seguiríamos caminando hacia la cima,pero Kyan no se detuvo.En cambio,continúo por una carretera que llevaba a un segundo aparcamiento,que no se situaba en la exacta cima,sino en un terreno plano en las inmediaciones de la colina.

Estacionó el auto a escasos metros del borde,el que daba paso a una escarpa

Lo imité cuando bajó del auto y anduvo hasta la parte delantera del coche y se apoyó sobre la portezuela del mismo.

—¿Te gusta? —Preguntó.

Desde ese sitio se podía ver la ciudad,todo repleto de pequeños puntos de luz,semejante a un cielo cargado de estrellas que mostraban su luz en diferentes tonos.

—Es una vista hermosa —Dije en respuesta.

—Sí.

—Es un lugar bonito.

—Te ves sorprendida —señaló.

—Creo que... que pensaba que para tí una cita en un lugar bonito era algo más... íntimo.

—Pensaste en cosas impuras. Que perversa.

Que bueno que era de noche porque me ardió la cara de vergüenza. Intenté remediarlo de inmediato.

—No...bueno,un poco,pero solo porque es más tú estilo.

—Entonces consideras que tengo un estilo perverso —masculló pensativo —. Nada es totalmente blanco o negro, Jenne.

—No sabías que tenías una faceta sensible que te hacía filosofar sobre la vida —Fue mi turno de burlarme.

—Así de versátil soy.

Definitivamente,con Kyan no existía la posibilidad de tenera última palabra.

—Este ha sido mi lugar favorito para pensar desde hace unos años.Desde la distancia las cosas no parecen tan horribles —Musitó con la vista perdida en la nada.

Ajena [✓] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora