C a p í t u l o 9 9

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||Juju.||

A pesar de haberlo imaginado de otra forma, Vegetta nota el camino de su hogar a la zona urbana algo gélida, silenciosa. Willy mantiene la mirada perdida y evita hacer contacto visual, como si algo le avergonzara repentinamente. Se muerde la lengua, el albino parece haber perdido aquella chispa que siempre le ha caracterizado (ups, también ha perdido un ojo, vaya por Dios). El cambio le parece tan drástico que no entiende cómo debería reaccionar, entonces, en silencio, hace lo que ha estado haciendo durante los últimos días; buscar una respuesta a la cantidad de "porqués" que le agobian. 

Siendo el resultado bastante esperable, el pelinegro no llega siquiera a decepcionarse al darse cuenta de que en realidad, mientras más intenta comprender, más dudas se crea. Siente que se está perdiendo de algo. Bueno, no sólo de algo, sino más bien de... muchas cosas. Cada suceso parece convertirse en un rompecabezas con piezas faltantes, siendo incapaces de ser encontradas. Profiere un suspiro, volviendo a chocarse con su realidad, una en la que un Guillermo con la mirada creepy y una sonrisa ladina le indica que deje de desvariar porque ya han llegado. 

El pueblo de Karmaland.

Pensarlo le provoca cierto sinsabor, un desasosiego que lo arrastra a un páramo desconocido, donde teme, se asfixiará. Willy palmea su hombro izquierdo, insinuando que le siga. El próximo trecho de camino también lo hacen en ese silencio quieto y no es sino hasta que se sientan en la fuente, que el albino decide decir algo sustancioso.

ㅡ¿Cuándo fue la última vez que viniste por aquí?

La pregunta toma desprevenido al pelinegro, quien, agrandando los ojos, hace contacto visual con los orbes negro y verde de su amigo. Juguetea con sus manos, como si se tratara de un niño nervioso, acosado por su consciencia por haber hecho algo malo.

ㅡ¿Hace días? ¿Semanas, tal vez?ㅡ su voz, algo temblorosa, indica cierto grado de duda; hace tiempo que ha perdido la noción de las horas.

Guille ríe levemente. Vegetta comprende al instante: su amigo ya se lo esperaba. Aquella respuesta ha sido demasiado predecible para él. Esto, de alguna manera logra hacerlo sonreír. Después de todo, Willy no ha olvidado los manerismos del pelinegro. Esa confidencialidad que se mantiene latente entre ambos parece elevar los ánimos del amante del morado. 

ㅡHe estado ocupado.ㅡ busca excusarse, mirando el panorama a su alrededor.

Todas las cosechas de este año han muerto. O al menos la mayoría. Poca gente rebusca entre los campos de trigo. Las espigas que sobran terminan por sufrir el mismo destino de perdición cuando el viento gélido sopla durante la noche. 

El ex jefe de la Hermandad Oscura lleva su cabeza hacia atrás, riendo un poco más fuerte esta vez. Vigoroso, aparentemente.

ㅡ¿Ah, sí? Oí que Doblas intentó matarte. 

El menor posa la mirada inquisidora sobre Samu, quien ha borrado de manera abrupta aquél pequeño vestigio de sonrisa que anteriormente el mismo albino había logrado sacarle. El de orbes morados, observa hacia su mano izquierda y posteriormente, a la derecha, como asegurándose de que nadie les esté escuchando. Murmura entonces un seco "ese no es Doblas". Agrega, ahogándose con su propia saliva: "además ese día estaba sólo. ¿Cómo leches te enteraste?"

ㅡ¿Tu amigo no te dijo? Ellos lo saben todo. 

ㅡ¿De... de quién hablas?

ㅡDel NPC, claro.

El frío que se percibe cuando una revelación silente se hace palpable se aferra a la espalda de Samuel, quien se incorpora de forma rauda, casi agresiva.

Ataraxia | Karmaland | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora