Extra #1 (Parte 2)

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Extra #1: De amistad a algo más

(Parte 2) 

Los Ángeles

5:20 am

No lo había planeado con esa intención, pero la primera mañana junto a Silene en la casa agradecía tener que pasarla en un aeropuerto. No lo malentiendas, despertó y todo fue perfecto. El tenerla ahí, acurrucada junto a él y poder oler el aroma a rosas típico en ella fue increíble, pero supo que se sintió de esa forma porque solo uno de los dos estaba despierto. Si Silene no hubiese estado dormida, habría habido la misma incomodidad de la noche anterior ¿Cómo se deshacía de esa molesta cosa?

—¿Nos vas a visitar? —le preguntó Harley a Adam, halando su pantalón para llamar su atención.

—¡Claro, Harl! —habló él, agachándose a su altura para verla directo en sus ojitos verdes —. Iré muy pronto a verlos a ti y a tu hermano, ya verás.

—No. Venme a ver a mi, no a él.

—Oh, una chica celosa. Ya veo —carcajeó un poco antes de susurrarle a Harley —. Te diré algo: yo voy a decir que iré a visitarlos a los dos para que Hol no se sienta mal, pero tú y yo sabremos que solo te iré a visitar a ti ¿Está bien?

—¡Si!

Desconocía cómo era posible que Harley Bacher tuviera tanta energía a las cinco y veinte de la mañana. Su hermano dormía en los brazos de Cloe, mientras que ella parecía estar más despierta que nunca, encantada de poder pasear su propia maleta pequeña a donde quiera que fuera.

Era extraño estar despidiéndose de los Bacher, de Eve y de Cristal. Las dos últimas estaban más a lo lejos, despidiéndose con abrazos de Calvin Milestone, quien iría pronto a Detroit de visita. Mientras tanto, Adam, Donovan y Dalia estaban con esa familia de cuatro, esperando a que fuera su momento para entrar a migración y posteriormente a su vuelo.

—Huracán número uno, ¿segura no tienes sueño? —le preguntó Cloe a Harley. La niña negó con la cabeza, meciendo su cabello dorado oscuro recogido en dos coletas —. Yupi, eso seguro será divertido para mamá y papá.

—¿Sabes qué será divertido en verdad? —habló Gabe —. Cuando el huracán número dos despierte y tenga una sobrecarga de energía.

—Seguramente al mismo tiempo en el que huracán número uno se esté quedando sin batería y se ponga como una diva a lloriquear porque el huracán número dos no la deja dormir. Que diversión.

—Súper divertido.

—Escucho "divertido" pero sus voces suenan a "mejor solo lloremos" —carcajeó Adam.

—Créeme, lloraré en algún punto del viaje. No hay nada peor que subir a dos mellizos pequeños a un avión. Nada —aseguró ella, antes de suspirar —. ¿De quién fue la idea de tener hijos?

—Tuya, loquita —habló Gabe.

—Oh, verdad...pero la culpa es tuya.

—¿Por qué?

—Porque te dije que no me dejaras tomar decisiones estando ebria.

Adam, Don y Dali rieron ante la respuesta de Cloe. Exageraban, claro estaba. Los Bacher amaban a sus huracanes, por más desastrosos y agotadores que fueran. De hecho, eso se confirmó segundos después cuando Gabe detuvo a Harley de marcharse con maleta rosa y le dio vueltas en el aire hasta hacerla reír. Él perdía todo ese aspecto rudo y fuerte con sus hijos, del mismo modo en que Cloe adquiría cierta madurez y ternura con ellos.

Extras de Rosas|| libro #3.2Where stories live. Discover now