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No hizo falta que abriera los ojos para confirmar que no estaba sola en la tienda. Entre los susurros, una mano constante en mi brazo destapado y la intensa sensación de estar siendo observada, fue cuestión de enfocar mi vista en las tres cabezas sobre mí antes.

— ¿Está despertando-?

— ¿Tay?

— ¿Cómo estás?

Fue inconsciente la sonrisa que surgió en mis mejillas, las palabras de todos pisándose entre sí y parecía que sus cabezas peleaban entre sí para poder observarme mejor. Terminé frunciendo levemente el ceño.

—¿Tengo algo en mi cabeza o...? —quise bromear e intentar de sentarme, pero fue el dolor en mis músculos que me hizo fruncir las cejas y que los recuerdos de la noche anterior volvieran como un cachetazo. Hasta solté una bocanada de aire al sentir la memoria fresca y despierta.

Me habían tratado de ahogar. La mano en mi hombro pareció ayudarme a sentarme, mis rodillas deslizándose cerca de mi pecho por instinto y tragué en seco el nudo nervioso que se había formado en mi garganta. De no ser por Noah, yo me habría unido a Jamie.

Thomas se sentó frente a mí, sus manos sin dejar de agarrarme, como si quisiera asegurarse de que estaba ahí.

—Taylin, no lo puedo creer... —fue lo primero que me dijo, las palabras pesadas en su boca y preocupado—. Noah me contó lo que pasó, apenas fue la madrugada Claire nos vino a buscar también...

No supe si dijo algo más, el recuerdo del agua a mi alrededor y la bolsa en mi cabeza me hizo sentir que estaba ahí de vuelta. Mis dedos se enterraron en la manta sobre mí, recordándome donde estaba y que ya me habían sacado de ahí, pero seguía sintiéndose tan presente que no pude hacer más que obligarme a mentalmente enterrar los pies en la Tierra.

Quería evadir el pensamiento, el sentimiento. Quería enterrar el miedo que había sentido, no sabía que sería de mí al encarar el día y temía que acordarme del suceso me hiciera caer en mis rodillas del pánico. Siquiera podía todavía procesar que por poco no volvía a respirar, menos acordarme que había sido causado por alguien que convivía conmigo ahí.

Luna se cruzó de brazos cuando Thomas habló en su dirección.

—¿Dijo quién podría haberlo hecho?

—No quiso decirme, dijo que tenía que asegurarse primero antes de sacar conclusiones... —mis ojos cayeron sobre el pelo oscuro de Thomas, mi corazón latiendo desaforado en mi pecho. Noah no le había dicho porque sabía que yo no lo haría—...pero apenas me entere, voy a ir a buscar a los hijos de-

Destapándome y apoyando mis pies contra el piso en un rápido movimiento, volví a respirar hondo. Todos se habían girado en mi dirección, sorprendidos por mi movimiento, pero atentos todavía.

—Dejé los cubiertos cerca del río...

No había notado tal detalle hasta que mis ojos atraparon mi viejo anillo en los dedos de Jacob, que se había tomado la molestia de quedárselo, y solo pude dejar salir un suspiro. Había ido a lavar unos estúpidos cubiertos y terminé con una bolsa en la cabeza. ¿Cómo me lo habría esperado y reaccionado?

Jacob compartió unas miradas con los otros antes de volver a mí.

—Tay, eso- eso no es lo importante —murmuró, sin poder creer que me había centrado en eso solo—. Puedo hacer otros sin un problema, ¿cómo...?

Dándole una rápida mirada a todos, encontrando a Claire sentada en su cama con sus brazos siendo abrazados por flores que parecían pequeñas a comparación de las usuales, terminé mordiendo el interior de mi mejilla al pararme y sentir mis músculos tensarse una vez más. No fueron ni dos segundos que todos estaban a mi lado, una vez más pisándose con sus palabras.

SUPERNOVA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora