Capítulo 12: La invitación de Brookyn

1.2K 102 5
                                    

La visita a la casa de Eiden probablemente me había causado un adelanto en la aparición de canas, incluso había encontrado un pelo realmente blanco en mi cabeza. Había perdido la cuenta de cuantas veces había desafiado mi autoridad frente a mi hermana menor solo por el placer de hacerlo.

Ese día era martes, por lo que había que volver a clases después del fin de semana largo.

Yo había vuelto al internado el día sábado en la tarde, antes de que mis padres volvieran del trabajo y pudieran encontrarme. Por suerte, Briden había tenido la amabilidad de llevarme en su auto.

La primera clase de ese día era literatura, por lo que tenía que sentarme junto a Eiden... junto a ese infeliz molestoso.

Cuando entré al salón, Eiden ya estaba en su puesto, por lo que fui junto a él y me senté fingiendo indiferencia, cuando en el fondo, quería empujarlo de su silla y tirarlo al suelo... como lo hubiera disfrutado.

-¿No saludas?

Yo no respondí, solo actúe como si no lo oyera.

-¿Tanto te molestó que tu hermana se llevara mejor conmigo que contigo?

Yo lo miré furiosa.

-No es eso, es más bien, ya sabes... -hice como que pensaba-. ¡El hecho de que seas tan desagradable!

Me crucé de brazos y miré hacia el frente.

-¿Desagradable? ¿Yo? -preguntó confundido-. Eres la única que piensa eso.

«Engreído», pensé mientras soltaba un bufido.

-Lo lamento, olvidé que tú no eres alguien muy agradable... tendré más consideración para la próxima.

Yo volteé para defenderme, pero antes de que pudiera responder a su comentario, la profesora entró a la sala.

Volteé hacía atrás para ver si James había llegado. Debido a que me había distraído con Eiden, ni siquiera lo había visto entrar.

Ahí estaba, sentado en su puesto, mientras miraba su celular que escondía debajo de la mesa, con una sonrisa bobalicona en la cara.

Obviamente, asumí que hablaba con su novia... como me hubiera gustado ser la mujer a la que le dedicara esas sonrisas.

Suspiré y apoyé mi cara sobre mi mano, imaginado como sería si yo fuera la novia de James y no... esa tipa de la cual ni siquiera sabía el nombre.

[...]

Cuando me había inscrito en el electivo de música, lo hice pensado que sería más fácil que el de arte. Pensé que quizás lo pasaría tocando el xilófono o la flauta dulce... ¿quién pensaría que realmente se tomaban la música en serio?

Lo bueno del internado, era que te pasaban los instrumentos si no tenías uno y tenían una gran variedad.

Yo estaba viendo lo que quería. La mayoría había escogido una guitarra, había unos chicos que tenían sus propias flautas traversas, otros que tenían violines, una chica tenía un saxofón y otra un chelo..., pero eso no era todo.

Estela, James, Zafiro y Eiden habían escogido el mismo electivo. Estela tocaba violín, James guitarra, Zafiro tenía un flautín y Eiden una flauta traversa.

-¿Aún no te decides? -me preguntó Zafiro, viendo cómo yo miraba los instrumentos que quedaban y pensaba.

-Es que no se tocar ninguno -confesé.

-Yo tampoco se tocar flautín... el año pasado tocaba la guitarra -me contó-. Elije lo que de verdad te interese y ya.

Yo noté que nadie tenía el teclado. Según yo, era uno de los instrumentos más populares, ¿por qué nadie lo tomaba?

-¿Qué tal el teclado?

Zafiro asintió.

-Una buena elección.

Durante toda la clase estuve intentado descifrar lo que decía la partitura. Debía confesar que yo no sabía nada de música... nada. Ni siquiera tenia un género de música favorito, no podía decir que conocía mucho de verdadera música e instrumentos.

La canción que tocaríamos sería una de Sia y David Guetta: Titanium.

Cuando la clase terminó, me quedé un momento sentada frente al teclado intentando descifrar como hacerlo sonar bonito. Si hubiera tenido mi celular, hubiera buscado un tutorial, pero no lo tenía.

Suspiré y dejé caer mi cabeza contra las teclas del instrumento, provocando que sonaran varias a la vez creando un sonido casi estruendoso.

-No tienes idea de cómo tocar eso, ¿no es así?

Bufé. Sin necesidad de levantar mi cabeza, ya tenía claro quien estaba ahí.

-¿Qué acaso tú sabes?

-Claro.

Eiden se acercó a mí, tomó una silla y se sentó a mí lado.

-Es algo complicado, pero eso también depende de la canción -miró la partitura y comenzó a tocar lentamente.

Con el paso de los segundos, tomó seguridad y comenzó a tocar la canción como debía ser.

Era una de las pocas canciones que conocía bien, ya que era imposible no conocerla con lo famosa que era, incluso me sabía un poco la letra.

-Stone-hard, machine gun. Firing at the ones who run. Stone-hard, thus bulletproof glass -canté en voz baja.

Eiden se detuvo.

-¿Puedes volver a cantar eso, pero más alto?

-¿Para qué?

-Solo hazlo.

Hice lo que me pidió, mientras él tocaba el teclado.

-¿Sabes cantar?

Yo lo miré y una risa se me escapó.

-No, claro que no.

-Acabas de hacerlo... y muy bien, por cierto.

-No, no -volví a negar-. En la familia solo canta Brooklyn. Ese es el talento que muestra en los concursos de belleza. A veces baila o hace malabares también.

-Ah, cierto... Brooklyn me invitó al concurso que tiene este sábado -dijo-. Yo le prometí que iría.

-¡¿Qué hiciste que?!

Me levanté de la silla con brusquedad.

No tenía claro si estaba molesta con Brooklyn por haberlo invitado y por no haberme invitado a mí, o si con él por haber aceptado.

-Ella insistió... no pude negarme -se excusó.

-¡Excusas! -exclamé molesta-. No quiero tus mugrosas excusas.

-Bueno, ella no me dijo que tú irías -Eiden comenzó a jugar con las teclas del instrumento-. No tienes porqué alterarte.

Solté una risa sarcástica.

-Claro que voy a ir... ¡Es mi hermana menor, tengo que apoyarla!

Salí de la sala con los brazos cruzados, fingiendo ira.

Tenía que correr a preguntarle a mamá si podía ir al concurso de Brooklyn. Normalmente yo no asistía a esas cosas, para mí, era tiempo en el que mamá no tenía atención para darme... tiempo para hacer estupideces.

Me senté en mi escritorio frente a la laptop y le envíe a mi madre un mensaje por Facebook, preguntándole si podía asistir al concurso del sábado de Brooklyn.

Una hora después, mamá contestó: "¿Desde cuando a ti te gustan esos concursos?".

Yo pensé la mentira que diría y luego escribí: "Es que Brook invito a un amigo mío y no puedo dejar que vaya solo".

Sentí un escalofrío al escribir "amigo mío" sabiendo que me refería a Eiden.

"Ok".

¿Eso significaba que podía ir? Odiaba que los padres fueran tan cortantes por mensajes.

«Genial, un día perdido», pensé al caer en cuenta de que debería estargran parte de un día viendo a unas niñas tontas y superficiales vestidas comomuñecas, concursando por cuál era la belleza más estereotipada de todas.

Un Caos Al InternadoWhere stories live. Discover now