Capítulo 23: El ataque

1K 98 9
                                    

¿Sentía celos? Parecía que algo así.

Michel era mi mejor amiga, jamás me había parecido molesta; pero verla coquetear con James, me hacía querer darle un golpe.

De todas maneras, eso era mi culpa. Yo no le había dicho que James me interesaba de una forma más que un amigo y ella no era adivina.

Estaba sentada en la esquina de uno de los sofás, mientras miraba a los demás conversar y reír divertidos.

Josh se me acercó y me dio un vaso de jugo.

-Toma. No haz tomado ni comido nada.

-No tengo ganas de nada.

Había sonado algo desagradable, pero no había podido evitarlo.

-¿Estás bien?

Me paré del sofá y suspiré.

-Iré afuera, necesito tomar algo de aire.

Josh asintió, quedando con el vaso de jugo en su mano.

En realidad, no necesitaba algo de aire, solo necesitaba fumar. No podía fumar frente a Kim, por lo que no tenía más opción que salir.

Una vez afuera, saqué una cajetilla y un encendedor del bolsillo de mi chaqueta y encendí un cigarrillo en mi boca.

Decidí caminar un poco mientras fumaba, para pensar y relajarme.

No sabía cuánto había avanzado, pues estaba concentrada en las líneas de la acera y en no pisarlas, pero llegué frente a un pequeño club. Mis ojos se posaron en las brillantes luces del cartel con el nombre del lugar.

«No, Heather. No sería correcto».

Me quedé parada, frente al lugar, pensando. No había fila y tenía algo de dinero en efectivo en mi chaqueta.

«Sólo será un trago para relajarme».

Llevaba varias semanas de abstinencia de todo menos cigarrillos, un vaso de algo no me haría daño.

Suspiré y me acerqué a la puerta. El guardia me pidió la identificación, se la di para que la revisara y me dejó pasar. Lo primero que hice, fue ir a la barra a pedir un shot de vodka, el cual tomé como si fuera agua.

«Un shot es muy pequeño. Uno más».

No tenía claro si yo era mala en las matemáticas o qué, pero uno más uno era igual a dos... y esa no eran la cantidad de shots que había bebido.

Un chico se me acercó y abrió los ojos asombrado.

-¡Heather!

Yo lo miré con los ojos entrecerrados. Comenzaba a ver borroso.

-¿León?

León era uno de los amigos traficantes de Kim. Era uno de los que vendía algunas cosas en Neón Lights, pero también rondaba por los otros clubes y bares cercanos.

-Tanto tiempo -dijo él, ubicándose junto a mí-. ¿Qué pasó con Kim? Me bloqueó de todas partes.

-Kim dejó todas las drogas.

-¿Qué? ¿Por qué? -preguntó cómo si hubiera dicho una atrocidad.

-Temas médicos.

-Ah, ¿y tú?

-Yo... -lo pensé unos segundos-. No, no lo he dejado.

-Que bueno porque te tengo una buena oferta.

Me hizo una seña para que lo siguiera. Yo lo hice, aunque aún no estaba segura de la razón. En el fondo, yo sabía que estaba haciendo algo incorrecto.

Un Caos Al InternadoWhere stories live. Discover now