Capítulo 30: Cita

1K 92 24
                                    

Ese día era el primer ensayo que haríamos todos juntos en la clase de música. Ya todos habíamos aprendido la canción en los instrumentos correspondientes y era tiempo de unir las partes.

Salió bastante bien, por lo que el profesor supuso que para fin de año lo haríamos genial.

Yo había logrado tocar el teclado decentemente y en gran parte, se lo debía a Eiden.

—Bien, recibí una sugerencia de una posible vocalista —dijo el maestro cuando terminamos los ensayos—. Heather Murphy, necesito que te quedes un momento.

Yo abrí los ojos impactada.

Vi a Eiden que me miraba con una sonrisa. Él había hecho la sugerencia.

Todos comenzaron a marcharse del auditorio y yo bajé del escenario para acercarme al profesor.

—Heather, ¿te gustaría ser la vocalista?

—La verdad...

—Se que ha aprendiste la canción en teclado, pero yo siempre elijo al vocalista al último, después de saber que todos tocan un instrumento.

—Claro... En realidad, no se cantar.

—No es lo que me dijo un pajarito.

—Eiden no sabe lo que dice... —le dije con una risa nerviosa.

—Eiden es un buen chico. Confío en él.

—No sé...

—¿Puedes cantar un poco de la canción acapella?

—Puedo intentar.

Tomé aire y comencé a cantar. Mi voz sonaba algo temblorosa, pero luego comenzó a estabilizarse. Cuando alcancé la nota más aguda de toda la canción, el maestro pareció complacido.

—Soprano —dijo—. Tu voz es perfecta para esta canción.

—Nunca he cantado frente a nadie. No sé si pueda...

—Tranquila, yo te ayudaré —dijo, poniendo su mano en mi hombro—. Ahora, ve y disfruta tu receso.

Asentí, me despedí y tomé el teclado para llevarlo a la sala de música. Cuando entré a la sala, Eiden estaba ahí.

—¿Qué te dijo?

—Te voy a matar.

—No creo que eso haya dicho.

—No, no dijo eso —aclaré—. Eso era lo que yo quería decirte.

—Dime que te dijo.

Yo corrí la vista avergonzada.

—Que mi voz era perfecta para la canción —susurré.

—Te lo dije —dijo con tono de superioridad—. Jamás me equivoco.

—Eres un engreído.

—Tú una amargada.

—Egocéntrico.

—Hermosa.

—Idio... —me quedé procesando lo último que me dijo Eiden—. ¿Ah?

—Que eres hermosa... y además cantas bonito.

Yo me sonrojé.

—Cállate.

Eiden se acercó a mí, quedando frente a frente.

—¿Quieres salir conmigo el viernes?

Eso me había tomado por sorpresa.

—¿C-como en u-una cita?

Un Caos Al InternadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora