Lago de Babia
La madre que pastoreando el ganado dio de mamar a sus pechos pletóricos de buena montañesa a un hermoso infante de la familia linajuda que le habían confiado su crianza. Las mujeres babinas como las gallegas tenían fama de buenas nodrizas. Luego le dejó al amparo de la sombra refrescante de un espino pero el culebrón que gustaba de leche olía al niño recién alimentado y se coló por la boca en búsqueda de la leche de la babiana.
La madre solo vio la cola del bicho cuando desaparecía por la fresca boquita del infante y lanzó la más grande maldición que oyeran aquellos pichacos ingentes y los torrentes comenzaron a verter agua confluyendo en la pradera y anegando las cabañas vaqueiras. Así se formó este lago legendario donde se bañan en verano los chavales, se pescan peces y croan las ranas, como producto de la desgracia de un tierno niño y de una mercenaria nodriza babiana
