Capítulo cuarenta y tres

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16 de agosto, 2019.

Finalmente era fin de semana.

Layla luego de esa escena de hace una semana atrás, intentó calmarse. Más bien, Ashton lo hizo. El estuvo muy pendiente a ella este último tiempo, sabía lo mal que la estaba pasando y quería estar el mayor tiempo a su lado para que olvide al rubio que la dejó hace ya más de una semana y media sin razón aparente.

Su madre aún no se enteraba del hecho de que su hija y el encantador chico que logró conocer, ya no se dirigían la palabra.

En definitiva, todo seguía como siempre. Luke no aparecía, faltaba a las clases que compartía con la morena o simplemente se sentaba lo más lejos posible de ella. Nunca volvieron a tener contacto visual o siquiera un roce de manos en los pasillos, y para Layla, eso estaba siendo el mismísimo infierno.

Michael afortunadamente estaba siendo nuevamente amigo de ella, y con Ashton, la ayudaban a despejarse y mantenerse estable, l al menos la mayoría del tiempo. Ellos sabían que debían dejar a su amiga sufrir de vez en cuando aunque les doliera verla de esa forma.

Jason, por otro lado, estaba siendo muy constante al mensajearse con Davies. Ha vuelto a insistir en salir con ella, tomar algún milkshake y luego, la sesión de fotos que tanto le debía la chica. Hoy finalmente aceptó, estaba relativamente de buen humor, había amanecido en paz y no había soñado nada con respecto a Luke, a comparación de toda la semana anterior.

-Buenos días. -espetó a su madre en la cocina.

-¿Buenos días? Ya casi son las 11:30 de la mañana, dormilona. -bromea su madre.

-Me he acostado tarde, lo siento. -rió entre dientes. -¿Quieres que te ayude a cocinar algo? -sugiere espontánea, simplemente tenía ganas de usar sus manos para hacer alguna delicia.

-Bien, haré ñoquis. Toma aquella masa -señala con su dedo. y haz los pequeños pedazos. -asentí e hice lo que ordenó. -¿Con quien tanto hablabas anoche? -cuestionó pícara.

-C-con nadie... -mintió, no quería que su madre se entrometiera, sabía que si nombraba a Jason, preguntaría por Luke y sería la peor situación para la gran mañana que había conseguido tener hasta ahora.

-Eres muy mala mintiendo... ¿Acaso era el rubio? Que chico tan lindo, espero que pronto sean novios, serian ideales. -sonríe y luego busca algo en la alacena.

Layla cerró sus ojos con fuerza intentando no llorar, aguanto toda su tristeza y exhalo silenciosamente para continuar hablando.

-No era Luke, era solo Michael, pero somos amigos, el tiene una hermosa novia. -mintió lo más rápido que pudo y de forma muy casual. La madre lo creyó.

-De igual forma extraño a Luke por aquí, dile que le mando cariños. -dijo con dulzura.

Si algún día lo ves, dile que yo también. -pensó.

Había pasado al rededor de una hora, Layla y Anne habían terminado de cocinar y estaba poniendo la mesa para disfrutar de su creación.

Antes de poder sentarse a comer, el celular de la joven vibró sobre la mesa.

Atendió rápidamente ver quién era.

-¿Hola? -sonó un tanto desesperada.

-Bonita, ¿sigue en pie lo de hoy?

-Oh, Jason... -decepcionada.

Creyó que era Luke, nadie la había llamado desde que el le dijo "te llamaré, lo prometo" y ella siempre esperaba que suene su teléfono para poder escuchar la voz del rubio. Usualmente el era el que la llamaba recurrentemente, sus demás amigos le texteaban y ya.

Before you go| lrh [EDITANDO]Where stories live. Discover now