Capítulo 5: El monstruo real.

5 2 0
                                    


Un fuerte viento soplaba haciendo que los árboles se mecieran de lado a lado, aquellos sonidos no pasaban desapercibidos por Sorame quien se encontraba inquieta temiendo que una tormenta se desatara.

– ¿Pasa algo Sorame?

Pregunto Lapsis mientras se sentaba en una silla un poco alejado de Sorame, el sostenía una taza de café soplando suavemente para luego darle un sorbo.

–No pasa nada… creo que habrá frio esta no…

El cuerpo de Sorame se estremeció al escuchar un rayo caer a lo lejos, ante esto Lapsis miro hacia la dirección del rayo.

–Parece que lloverá toda la noche… al menos estamos aquí adentro así estaremos secos.

Respondió Lapsis un poco relajado mientras seguía tomando del café. Ante eso Sorame arqueo las cejas.

– ¿No estas preocupado? ¿Qué pasara si un rayo golpea la casa? ¿Y si se incendia?
–…Los rayos caerán más sobre los árboles, pero si uno llegara a caer el impacto crearía una chispa paro la lluvia apagaría cualquier llama… además la madera mojada no encenderá tan fácilmente y creo que tú lo sabes muy bien.

Respondió Lapsis mientras miraba a Sorame, aunque no lo pareciera intentaba calmarla pues podía ver que ella temblaba preocupándose por los relámpagos, aun así Sorame se hacia la fuerte evitando gritar ante estos los cuales se escuchaban lejos.

– ¿Seguro? ¿Me dices que no incendiara la casa?

Pregunto ella un poco nerviosa mientras apretaba sus manos intentando tranquilizarse.

Las únicas fuentes de luz en la casa eran la chimenea y las lámparas de aceite que rodeaban a Sorame, por otro lado fuera de la casa la lluvia ya había dado comienzo cayendo torrencialmente haciendo que la temperatura bajara repentinamente, pero había algo extraño, era demasiado frio haciendo que tanto Lapsis como Sorame temblaran.

–…Lapsis… ¿sientes eso?

Sorame sentía una siniestra presencia observándola, Lapsis tambien podía sentir aquella presencia sintiéndose intimidado, rápidamente se levantó.

–Sorame, mantente cerca de mí.

Respondió Lapsis pero Sorame se negó, seguía desconfiando de Lapsis, pero logro levantarse pues este miedo parecía bastante familiar.

Pero en ese instante las luces se apagaron en un instante incluso la chimenea se apagó completamente dejando solo sus brasas, las cuales lentamente fueron apagándose hasta dejar la casa completamente oscura.

– ¡Sorame!

Exclamo Lapsis intentando encontrar a Sorame esta respondió de inmediato.

–Estoy aquí… ¡¡aaaaahh!!

Sorame grito asustada al escuchar como un rayo cayó cerca de su casa al mismo tiempo que la tormenta tomaba más fuerza, haciendo que las ventanas se abrieran dejando entrar el frio viento y grandes gotas de lluvia.

Las ventanas se abrían y cerraban golpeando con fuerza las paredes y los marcos de las ventanas, Sorame inmediatamente se abalanzó sobre Lapsis abrazándolo con fuerza mientras sus ojos se mantenían cerrados. Lapsis sintió como ella se aferraba a él atrapando su brazo derecho.

–Tranquila…

Susurro Lapsis mientras miraba alrededor sintiendo una siniestra presencia observándolos. Sabía que Sorame estaba aterrada, él tambien temía, aquella presencia estaba contra él.

–Sorame no abras los ojos…

Susurro pues en ese instante una luz apareció frente a él formándose un ser humanoide de cuerpo blanco que despendía grandes cantidades de energía llenado el ambiente de estática, su propia luz revelo un segundo ser  hecho de sombras, ambos seres carecían de ojos pero tenían una sonrisa burlona de oreja a oreja las cuales dejaban ver sus afilados colmillos.

–Un elemental… y un espíritu sombrío.

Susurro Lapsis evitando que Sorame le escuchara, el primero en atacar fue el elemental quien comenzó a saltar sobre las paredes a una velocidad sin precedentes rebotando en el piso y el techo, liberando estruendos parecidos a los que los rayos liberaban al impactar con el suelo, estos estruendos hicieron que Sorame apretara su agarre haciéndole imposible a Lapsis esquivar, en cuestión de segundos su ropa se llenó de arañazos correspondientes de este elemental.

–Tsk… Sorame…

Chasqueo su lengua para luego intentar llamar la atención de su compañera, pero ella solo se aferró más.
(Esta aterrada, es la primera vez que la veo así) pensó Lapsis mientras sacaba su mano para abrazarla intentando no asustarla, pero a ella no pareció importarle. Aunque ella odiaba ser tocada por los hombres no quería soltarse tenía miedo de abrir los ojos y encontrarse con algo que no podía soportar.

Entonces el elemental impacto contra las costillas izquierdas de Lapsis atacándolo desde su punto ciego causando que perdiera el aliento, intento aguantar el dolor.

–Es…es… muy rápido.

Gimió aguantando el dolor, en ese momento Lapsis soltó un golpe con su puño izquierdo mientras el elemental parecía burlarse de él, el golpe dio en el blanco golpeando el cuerpo del elemental lanzándolo contra la pared.
Al ver eso el espíritu sombrío rio burlándose un poco, en ese momento el suelo comenzó a oscurecerse como si una sombra espesa comenzara a avanzar hacia ellos, Lapsis empuño su mano izquierda mientras retrocedía poco a poco, entonces el espíritu agrando su sonrisa estirando sus brazos hacia adelante haciendo que la sombra cubriera todo el suelo dividiéndose en tres puntas, la primera envolvió los pies de Lapsis inmovilizando, mientras la segunda salto del suelo para expandirse tomando a Sorame de la cintura separándola en un instante de su compañero haciendo que sus ojos se abrieran de par en par, Sorame vio como la sombra la arrastro hasta golpear la pared del fondo haciéndola gritar del dolor, la tercera formo una punta afilada la cual se abalanzó contra Lapsis pretendiendo atravesar su corazón, Sorame se quedó sin voz, por primera vez temió por su compañero.

– ¡Lapsis!

Grito desgarradoramente cerrando sus ojos completamente impotente, al abrir sus ojos estos se llenaron de lágrimas, pudo ver como unas gotas de sangre se resbalaban por aquella sombra, pero Lapsis seguía con vida, había detenido la sombra con ambas manos pero esta había herido haciendo que sus manos sangraran, Sorame estaba aterrada al ver la sangre de Lapsis, el había sido herido por su culpa o eso pensaba.

Pero, en ese momento Sorame sintió un gran temor, la cara de Lapsis mostraba una furia más atemorizante que cualquier otro demonio, sus ojos tranquilos y tristes en estos momentos solo reflejaban odio e ira. El elemental borro su sonrisa temblando ante la presencia de Lapsis, el espíritu retrocedió sabiendo que estaba en problemas.

–Ya me harte de sus juegos.

Dijo Lapsis con furia apretando la sombra haciendo que esta estallara desvaneciéndose, la sonrisa del espíritu desapareció en un instante, inmediatamente Lapsis poso su vista en el espíritu haciendo que este se estremeciera, lentamente empezó a caminar, la sombra que antes lo había inmovilizado ahora no era más que papel para el, rápidamente el espíritu retrajo la sombra que le quedaba liberando a Sorame y usándola para atacar formando seis puntas, pero ninguna dio en el blanco todas y cada una fueron destruidas por una extraña luz la cual brotaba de la palma de la mano derecha de Lapsis, el espíritu retrocedió aterrado hasta golpear con la pared, ya no tenía escape.

Lapsis tomo al espíritu con su mano derecha aparentándolo con fuerza, la luz que brotaba de esta se volvió roja brillando más intensamente mientras el espíritu gritaba con dolor intentando usar sus manos para liberarse rasgando la piel de Lapsis, pero pronto este perdió sus fuerzas dejando de gritar y de intentar defenderse, fue entonces que la mano de Lapsis aplasto completamente la cabeza del espíritu haciéndolo desaparecer.

– ¿Qué está pasando?

Se preguntó Sorame mientras miraba con miedo a Lapsis, pero una parte de ella sentía que había algo que le hacía sentir una profunda tristeza. Solo observo como Lapsis acababa con el elemental rompiéndole el cuello.

Solo entonces fue cuando Lapsis cayo de rodillas vio todo lo que había hecho, en sus manos vio los restos de aquellos seres sobrenaturales, su dolor no tardo en presentarse, dentro de su corazón bondadoso se encontraba un demonio el cual solo ansiaba la violencia destruyendo todo lo que le hiciera enojar.

– ¿Me protegiste?

Esta era la pregunta que se hacía Sorame, aunque le temía sabía que necesitaba ayuda, Sorame inmediatamente se acercó a él para comenzar a tratar sus heridas, ella no sabía que sentir

Así ambos empezarían a conocer sus naturalezas reales, lo que ocultaban debajo de sus sonrisas.

Castigo divinoWhere stories live. Discover now