Capítulo 6: Guardián

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Hacia unos días que Lapsis había desatado su furia intentando proteger a Sorame, ahora ella volvía a temerle a Lapsis, creía que le podría hacer daño en algún momento, lo vigilaba siempre que estaba en casa aunque su comportamiento era el mismo que había tenido desde que se conocieron.

Sin embargo, Lapsis la evitaba tenía miedo que ella hubiera descubierto su secreto, hasta ahora se había enfrentado a cuatro seres en las cercanías de la casa, todos muy agresivos, esta situación le preocupaba mucho.

- ¿Desde hace cuánto ha vivido con esos seres persiguiéndola?

Se preguntó, aún era de mañana, pero Lapsis ya había hecho todos los deberes que Sorame le había encargado, ahora únicamente estaba sentado en la entrada de la casa mirando hacia el bosque.

- ¿Que pasara si se encuentra con un demonio en la ciudad?

A pesar del miedo a que descubriera su identidad quería proteger a Sorame, ya la consideraba una amiga, aunque no habían compartido mucho.

- ¿Es mi amiga verdad?

Se preguntó a si mismo recostándose sobre el piso de madera.

- ¿Por qué no le cuentas la verdad?

Una parte de él dijo esas palabras.

-Pero si haces eso ella podría temerme... ¿y si la lastimo?

El discutía las opciones, aunque conocía cosas básicas de Sorame aun habían cosas que ambos desconocían.

-Creo que debo comenzar visitando la ciudad.

Dijo mientras se levantaba para después cerrar la puerta con llave ocultándola en un lugar seguro, después miro hacia el bosque en la dirección que Sorame siempre tomaba.

-Bueno... creo que podrían confundirme con un demonio... creo que es mejor que me transforme, nadie sospecharía de un perro.

Pensó mientras avanzaba, lentamente su silueta fue cambiando hasta transformarse en un perro de orejas caídas y pelaje blanco con parches negros sobre sus hombros y piernas traseras, al hacerlo empezó a correr atravesando el bosque.



En poco tiempo llego a la puerta de la ciudad, al estar cerca el medio día no había muchas personas entrando y saliendo de la ciudad, ahora particularmente solo estaban un puñado de guardias protegiendo la entrada, Lapsis avanzo bajando la cabeza con pasos temerosos, al ser un perro la mayoría de los guardias no le prestaron atención, los que se percataron de su presencia únicamente pensaron, "solo es un perro callejero más".

Al entrar una serie de olores impregnaron sus poderosas narices, podía oler la comida siendo preparada por algunos puestos de comida o por las mujeres en sus casas, pero no todo eran ricos olores, los olores de los animales de carga hicieron que su nariz sufriera.

-Este si es un gran problema, una desventaja de esta forma... bueno no es completamente así.

Pensó mientras buscaba el olor de Sorame, el cual pudo identificar, pero su rastro era débil pues hacia horas que había pasado por la calle principal. Aun así siguió el rastro saliendo de la calle principal entrando a la zona este de la ciudad, las casas no eran muy grandes ni muy pequeñas, en su lugar eran de un tamaño promedio perfectas para una familia no muy numerosa. El rastro lo llevo a una de las casas más grandes de la zona, en ese lugar pudo percibir su aroma claramente.

- ¿Así que esta es la casa donde trabaja?

Se preguntó mientras se recostaba al otro lado de la calle en la sombra, por su aroma podía saber que ella se había movido por la casa, sus orejas escuchaban sus palabras, parecía que su día era tranquilo, pero así como escuchaba las palabras de Sorame tambien escuchaba las palabras de las otras persones en la casa, su jefa hablaba mal de ella con las otras sirvientas mientras Sorame ayudaba a preparar la comida al otro lado de la casa.

-Hmph... ella nunca haría algo así.

Hablo Lapsis mientras observaba la casa.

-Al menos no hay ningún demonio ahí, pero se siente una energía muy negativa, los humanos solo saben herirse a sí mismos... ahora tambien puede pasarme a mí.

Sin su protección divina era vulnerable a la oscuridad del mundo y por ende a su propia oscuridad. Su ira ahora se había vuelto incontrolable, era la primera vez en toda su vida que realmente debía prestarle atención a sus emociones negativas.

El tiempo paso y el medio día llego, en ese momento Sorame salió de la casa llevando una bolsa entre sus manos, al darse cuenta de su presencia Lapsis la siguió manteniendo su cabeza baja, Sorame no se dio cuenta de que el la seguía, sin embargo, al dar la vuelta se topó con un hombre chocando contra él, el impacto hizo que el hombre soltara su botella de alcohol la cual se rompio, al mirarlo Sorame se paralizo, era un hombre sucio y de gran altura el cual apestaba a alcohol.



- ¡Mira por donde! Oh, que hermosa eres.

Hablo el hombre que parecía mas ser un cerdo mientras observaba a Sorame con ojos pervertidos, ella retrocedió, pero, empuño sus manos suspirando intentando mantener el control.

-Lo lamento señor... debo irme.

Dijo nerviosa mientras intentaba seguir avanzando, pero el hombre se interpuso.

-Vamos niña, debes pagarme mi botella...

Presenciar esta escena fue demasiado para Lapsis, sus instintos protectores eran más fuertes ahora, su ira hacia que su conciencia se nublara, el comenzó a mostrar sus dientes gruñendo mientras su pelo se rizaba, su furia estallo en el momento que el hombre tomo a Sorame de un brazo haciendo que ella soltara un grito de dolor.

-¡¡Bastardo!!

Grito Lapsis soltando un ladrido y abalanzándose contra el hombre, su ebriedad evito que pudiera esquivar el ataque, Lapsis lo mordió en su brazo izquierdo causándole una profunda herida, Sorame rápidamente escapo agradeciendo que el perro la salvara en ese momento.

Los gritos del hombre hicieron eco en la calle, pero nadie lo ayudaba, las personas solo veían como Lapsis seguía mordiéndolo con fuerza hasta derribarlo, una vez en el suelo Lapsis lo soltó viendo el charco de sangre que había dejado, observo que todos lo miraban con miedo, su cola se bajó al igual que sus orejas, ahora él tenía miedo.

- ¡Fuera de aquí animal!

Escucho mientras vio como un niño le lanzaba una piedra la cual golpeo su cara causándole mucho dolor, inmediatamente él se echó a correr, las personas que vieron lo que había hecho se apartaron pues no querían terminar como el hombre, rápidamente llego a la calle principal encontrándose con una gran multitud, Lapsis estaba aterrado sabía que había lastimado a un humano, sentia que él era un monstruo, temía que todos lo vieran como uno, no perdió el tiempo, solo corrió hacia la entrada de la ciudad para huir hacia el bosque, al llegar a casa y volverse humano aun podía sentir el sabor de la sangre en su boca, no importaba lo que iceria este seguía ahí, solo se ocultó en una esquina abrazando sus piernas.

***

-Lo escucharon, un perro rabioso ataco a un borracho.

Escucho Sorame mientras estaba en la iglesia haciendo su trabajo.

- ¿De verdad? ¿Cómo está el hombre?


-El hombre está en la cárcel, probablemente muera pronto, robo muchas botellas de vino y alcohol de muchos bares, los soldados están enojados con él.


- ¿Qué paso con el perro? ¿Lo atraparon?


-No, salió huyendo, pero... lo perdieron, a esa hora habían muchas personas en la calle, además era un perro de apariencia muy común según escuche.

Sorame sabía de qué evento hablaban, ella conocia el comportamiento de los perros y podía recordar claramente a este, pues lo había visto al salir de la casa donde trabajaba, cuando lo vio supo que no era un perro agresivo, hasta le había parecido uno muy lindo. No cabía la duda que aquel perro la había protegido y logrado que escapara.

-Pobre de ese cachorro... tal vez no debí de haber huido...

Susurro mientras sentía que su corazón apretaba, "si lo vuelvo a ver lo llevare a mi casa, sé que no es malo, además no puede ser peor que Lapsis", pensó, aunque al final logro mostrar una sonrisa.


Castigo divinoWhere stories live. Discover now