Mirada.

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Ya casi acabo mi semestre, en mis vacaciones llego al capítulo 20 si o sí.

Mi demora está justificada con mis problemas de comunicación y mi terrible organización.

Doy por inaugurado el arco: "Jon y Damian intentan cortejar" acaba bien.

Son unos cinco caps y están llenos de fluff, nada de superhéroes por el momento.

[...]








Un beso no es nada, un beso con una persona equivocada es amargo, pero con la indicada lo es todo.

Continúo con su malestar unos días más, no era doloroso ni fastidioso, pero si notable. Estuvo a nada de decirle a su madre para que lo llevara al médico cuando se le ocurrió contarle a su amiga, ella no le haría muchas preguntas como Bruce en la cueva. Y bueno, no era algo que lo mataría incluso si lo dejaba pasar más tiempo.

No pudo visitarla porque en ese momento andaba de perezoso y aprovechó el día libre en su casa sin nadie acompañándolo ni ordenando, incluso Damian tuvo que ir a una misión desde hace dos anocheceres con los Titanes. El dejó de insistir en acompañarlo después de la quinta vez.

Pero todas las cosas tenían algo malo. No le gustaba estar solo en la noche debido a que podía ponerse muy inquieto a veces al desesperarse, logrando así que no pudiera dormir las horas recomendadas para no parecer un zombie.

Esperó que Kathy se desocupara y mantuvo el contacto por mensajes mientras leía un manual que le encargó Robin. Era un nuevo código para comunicarse en emergencias o para contar cosas que eran secreto de ambos.

Recibió la notificación de confirmación y con prisas se conectó: su amiga era alguien muy ocupada por cuestiones de la granja y vida social, algo que había perdido o se había disminuido mucho en los últimos meses.

Debía atribuirlo a la complejidad de salir amigos si eres un superhéroe, y a que los demás jóvenes héroes no eran amigos, sólo conocidos y camaradas. El instituto era un tema muy complicado.

Cuando se presentó la oportunidad y le vio en línea: le llamó, llamada que fue aceptada inmediatamente, fue recibido por la rubia con un gesto preocupado. Tal vez la había asustado diciéndole lo que le sucedía: hasta ese momento se arrepintió de andar alarmando a medio mundo con algo no importante, pero ya no podía echarse para atrás con la mirada inquisitiva puesta en él.

—Hola.

—¿Qué tienes? Jon, te ves pálido.

Se asustó y giró inmediatamente al espejo de la pared, para ver su rostro del color normal.

—Eres malvada — musitó — ¿me quieres matar de un susto?

—Exagerado, mejor cuéntame de tus síntomas, ¿debería sacar mis instrumentos médicos?

—¿Quieres que vaya con Bruce y me interrogue como un criminal?

La sonrisa que le devolvió la rubia le hizo dudar.

—Mmm, no tengo nada físico, ni dolor porque no me he fracturado — dijo, tocándose la barbilla con duda — ahora que lo pienso nunca me romperé nada.

—No divagues, Jonny.

—Ah, cierto. Tengo un raro malestar en el estómago, mis oídos me arden. Me sudan las manos a veces, y creo que tengo arritmia de corazón.

No tan complicado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora