Capítulo 10 √

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Aurore ha estado pensando por mucho tiempo. Cuando ella y Kaos se habían acabado de besar, él había huido. Ahora, ella está en su cama escribiendo en su diario.

Querido diario:

Hoy ha sido un día raro. Podría decirse que he sentido algo cuando he besado a Kaos pero no mariposas. Era como... deseo. Nada bonito ni cliché.

En ese momento, el padre de Aurore entra en la habitación en una silla de ruedas. La enfermedad ha avanzado mucho y está grave.

-Hola, papá.

Él sonríe y avanza hasta su cama en la silla.

- ¿Qué pasa por esa cabecita?

Una sonrisa tensa pasa por la cara de Aurore y cierra el diario. No quiere hablar de Kaos ni nada por el estilo.

-Que eres el mejor padre del mundo -canturrea apartándose el flequillo que está comenzando a crecerle.

Él sonríe cariñosamente y mira de reojo el diario de su hija.

-Y... -murmura el padre de Aurore-... ¿¡qué tenemos aquí!?

Él hombre trata de agarrar él diario pero Aurore es más lista y lo levanta haciendo que caiga el papá de la castaña al suelo.

Aurore rápidamente se arrodilla ante él y ve sangre.

-Mierda.

***

Habían pasado unas semanas desde que Lidsy estaba en la mansión Volcof. Por eso ella ahora está leyendo, para no aburrirse porque según la mafia ella tiene que "recuperarse".

Las piernas de Lidsy se encuentran cruzadas apoyadas sobre el escritorio. Está leyendo El guardián entre el centeno. El hecho de que Holden pueda estar tan loco hace que tenga ganas de sonreír, como no, si el chico está como un cencerro.

La puerta se abre y entra Jonathan con un altavoz en las manos. Sus ojos van a los labios de Lidsy todo el rato, decide ignorar eso y fija la mirada en las manos de la pelirroja. De repente, se encuentra pensando en lo que esas manos...

Basta. Se grita mentalmente.

Se coloca frente al escritorio. Una persona normal hubiera levantado la mirada, pero no una lectora como Lidsy. Jonathan rueda los ojos y deja caer el altavoz en el escritorio causando un gran ruido enorme en todo el despacho.

- ¿Qué? -dice, forzadamente.

-He tenido una...

-No te ofendas -dice pero parece pensar algo y rectifica: - de hecho, oféndete, me da igual. No me interesa nada de lo que tengas que decir.

Y con eso, vuelve a dirigir su mirada a la lectura. Jonathan está harto así de que, sin pensar mucho, agarra el libro y lo lanza por los aires.

La pelirroja se levanta enfadada y dispuesta a darle un puñetazo al chico cuando el enciende la radio.

Lost in the wild suena por todo el despacho a todo volumen.

El ceño de Lidsy se frunce y se cruza de brazos harta de las interrupciones. El guardián entre el centeno se encuentra tirado en el sueño abierto.

-Ya estás yendo a por mí... -Jonathan comienza a moverse como un pato mareado.

«- ¿Se puede saber...? _

Jonathan agarra los brazos de Lidsy y la obliga a moverse al ritmo de la canción. Ella trata de no seguirle el ritmo y se mantiene rígida pero es casi imposible estar quieta con Jonathan bailando como un idiota. Ella, vencida, comienza a mecerse de un lado para el otro. Ambos parecen dos idiotas pero, por lo menos, se divierten.

Misma vida, distinta mierda ✔️Onde histórias criam vida. Descubra agora