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Cassandra manejo con tanta prisa como nunca antes lo había hecho. Le importo poco el saltarse las luces rojas de los semáforos y ni siquiera se molestó en darle el paso a los peatones por que su casa había salido en la televisión y la reportera indicaba que había cadáveres dentro de la residencia.

Cuatro cadáveres.

Eso ya era mucho con la coincidencia de que su padre no respondiera sus mensajes y aunque Cassandra realmente deseaba que fuese solo un error, todo parecía indicar que era cierto. 

—¡Maldición! —las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos e hizo sonar el claxon con fuerza mientras daba golpes al volante. 

Maniobró para salir de la línea de carros andando por sentido contrario y se regresó al carril una vez que se pasó el semáforo.

—Por favor, no, es una error, es una error, mi familia está bien, están bien —susurró una y otra vez, mientras las lágrimas continuaban saliendo de sus ojos imparablemente.

Ni siquiera pudo estacionarse bien, los camarógrafos ya no estaban grabando, pero había gente fuera de su casa.

—¡Señorita no puede pasar! —exclamó un policía llamando la atención del resto de los agentes.

Casandra no le hizo casa, quedó estática al ver como su casa se encontraba rodeada de cinta amarilla que impedía el paso. Policías, agentes y médicos forenses se encontraban dentro de la casa de sus padres. 

Gente con trajes y guantes estaban hurgando en la casa de sus padres. 

—¡Es mi familia! ¡Es mi familia! —exclamó.

Empujó al policía haciéndolo tambalear, no le importo absolutamente nada, simplemente no podía dejar de pensar que dentro de su casa, sus padres se encontraban muertos, cuando ella había estado bailando con sus amigos. 

Se le impidió el paso y ni siquiera pudo escuchar a Spencer, tomó los brazos del chico que se mantenían sujetándola y sintió como todo comenzaba a dar vueltas. Los médicos forenses se encontraban saliendo con dos camillas, en las cuales dos cuerpos se encontraban dentro de bolsas negras.

Encontró la mirada preocupada de Spencer y con voz temblorosa, intento hablar.

—No son ellos —susurró—, no son ellos, ¿verdad?, no son mis hermanitos, ¿c-cierto? —miró a Spencer con esperanza.

Por más que Spencer quisiera mentirle, no podía hacerlo. No sería ético mentirle y eso simplemente le lastimaría más en el momento en que descubriera la verdad. 

𝐔𝐍𝐏𝐑𝐎𝐅𝐄𝐒𝐒𝐈𝐎𝐍𝐀𝐋 (s. reid)Where stories live. Discover now