20-¿En dónde estás?

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Estaba vuelta loca sin saber de Anahí, toda la locura de mi hija Camila había quedado en un segundo plano en cuanto Anahí desapareció.

Me encuentro en estado de shock, los primeros minutos no supe que hacer. Acaba de salir del hospital por culpa de su enfermedad y ahora esto.

Su madre María, Poncho, Tate y Will, todos la buscamos en muchas partes que pensamos podía estar. La buscamos con una fotografía por todas partes, en los super mercados hasta acudimos al orfanato dónde se supone está mi hija, pero nadie sabía nada de ella. ¡Nadie!.

No seguí perdiendo el tiempo y me comuniqué con Andres, un detective  que había conocido en los juzgados. Él con varios oficiales se encargaron de buscar pistas inexistentes en todas partes y revisaron las cámaras de seguridad de la mansión de su madre, dónde se dieron cuenta que el sistema había sido hackeado y habían borrado las grabaciones.

Ya no quedaban dudas, Anahí  fue secuestrada.

Todos estamos al borde de la locura, han pasado demasiadas horas sin noticias de Anahí, tantas que incluso Poncho está con nosotros en mi casa esperando que los secuestradores se comuniquen  para pedir el rescate.

Yo estoy al borde de un colapso, la falta de noticias me está matando.

Me alejó del grupo con dirección a la cocina, por un momento siento que entre tanta gente me estoy ahogando.

Me siento tan culpable.

Pongo mis manos sobre la mesa y apoyo mi cabeza.

No merezco a Anahí, se la llevaron prácticamente así sin más y ni si quiera me di cuenta por estar llorando por mi hija. No hice nada para evitarlo, ¿pero como saberlo?.

-Todo va a salir bien- dice Poncho a mi espalda colocando su mano sobre mi hombro en forma de apoyo- Pronto la tendremos de vuelta con nosotros.

-Es mi culpa- digo encarándolo y no puedo más. Me quiebro delante de él- Si tan sólo la hubiera llamado, o buscado después de hablar con Tate...- susurro sollozando- Anahí, debe de sentirse tan decepcionada de mi, no supe cuidarla, no soy digna de merecerla. La dañe tanto en un pasado, y ahora por estar pensando en esa niña que ni siquiera se si es mi hija la dejé de lado... yo...

-Dulce, nadie es culpable de esto- dice Poncho de manera tranquilizadora- Ella es fuerte, estoy seguro que nosotros, sus amigos, familia, y tú, la mujer que ama somos la fortaleza para soportar este momento.

-La amo tanto que no me perdono haberla alejado de mi ocho malditos años- digo y a Poncho se le dibuja una sonrisa triste en sus labios.

-Los seres humanos reaccionamos tan diferente cuando algo nos lastima- dice y se que se refiere a lo idiota que fui cuando supe lo del corazón de Anahí, por lo de su padre, por todo- Pero cuando todo esto pasé tienen una vida juntas asegurada, al lado de esa niña- asegura con naturalidad.

Me ilusiono ante sus palabras pero aún así no puedo estar en paz, no puedo creer que él precisamente él, me esté hablando así.

-Todo va a estar bien- habla nuevamente- Lo prometo.

Asiento, él no dice más y se marcha.

Durante los ocho años que estuve sin Anahí siempre me sentí vacía, tuve varías relaciones, después de que vi que eso no funcionaba, me enredaba con cuánta vieja se me antojara, pero nunca pudieron llenar la ausencia de Anahí, por más que lo intenté siempre estuvo ella en mi corazón y en mi cabeza. 

Minutos después me incorporo a la sala junto con los demás, el detective habla con los oficiales dándoles indicaciones y los teléfonos siguen sin sonar.

La MadrastraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora