27- SORPRESA

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DULCE:

Nuestro amor se presentaba al grito de ¡ey, ¿por qué rendirse?, ¿acaso no se siguen eligiendo?, ¿no es ese un motivo para quedarse?.

Porque así funcionan las cosas, siempre. Si hay más de un motivo para quedarse, ¿qué puede salir mal?. Diferente es cuando todo te echa hacía atrás, cuando no hay razones para seguir, y aún así lo intentas, llegando a forzar las cosas.

Bueno, por suerte, a nosotras nunca nos a pasado así. Hemos tenido nuestros problemas, nuestras diferencias y nuestros malos días. Pero al vernos, aún con toda la tormenta encima de nuestra cabeza, nos mirábamos y nos regalábamos una sonrisa. Una nueva que nos decía que tontas éramos por discutir por semejante tontera, teniendo más de un motivo para seguir apostando por nuestra relación. Una sonrisa que nos indicaba que aún nos elegíamos y que mientras sea así, íbamos a estar bien.

-Ojalá siempre tengamos esta sonrisa- le dije una vez a Anahí, hace años en aquel viejo departamento.

-Ojalá, Dul- me respondió ella. Ambas sabemos que esa sonrisa reparadora puede ir en contra de muchas cosas malas.

Si algún día, esta sonrisa deja de existir, y con eso desaparece también la honestidad de nuestras palabras y sentimientos, me gustaría que nos despidamos en buenos términos, con la intención de sonreírnos si la vida nos vuelve a cruzar. 

Aunque, la realidad es que no está en mis planes abandonar esta relación y todo lo que trae consigo. La amo con todo mi corazón, son muchas las cosas que me gustaría poder cumplir a su lado. Aún siento que tengo muchos sentimientos para entregarle, con muchas sonrisas y besos de por medio.

Y por las charlas que tenemos, sé que ella también quiere lo mismo que yo. Soñar es hermoso, es mágico, pero cuándo a ese sueño se acopla alguien más y lo llena de posibles acontecimientos, esa esperanza soñadora se vuelve más grande, con más vida.

En esas charlas, se ha presentado incluso hasta el nombre de nuestros hijos. Aún que bueno, debo confesar que debido a nuestra intensidad, ese tema de conversación se presentó hace tiempo. No sé Anahí, pero siento que si ese deseo se cumple, tendremos niños hermosos. 

¡Oh!, y no sólo eso, también hemos discutido acerca de las mascotas del hogar. No vivimos juntas, ni tenemos un perro en común, pero ya nos peleamos al hablar sobre si duerme adentro o afuera. Yo quiero que duerma adentro, por supuesto. Y también quiero un gato más joven que Aurora, aunque se que eso es más difícil, ya que a Anahí no le gustan, pero igual la voy a convencer como sea.

Son esos deseos, es la intensidad de mis sentimientos, y lo hermoso de nuestros días, lo que me lleva a elegirla, más allá de cada cosa negativa que se nos haya presentado.

Pudimos batallar con cada problema, juntas. Le hemos ganado la pelea a muchos fantasmas molestos, y aquí estamos, lejos de todo eso, de la mano, acompañadas aún de la intensidad tan característica en nosotras. 

Mientras en la balanza, siempre pese el lado bueno, todo puede salir bien. Y mientras haya intensiones de seguir alimentando ese lado, todo puede salir más que bien.

Anahí, me abraza por detrás, y mi cuerpo reacciona ante su contacto. Mis bellos se erizan y mi corazón se acelera, con sólo percibir su perfume.

-¿Puedo saber en qué piensas tanto?- me pregunta, quintando su bata blanca, esa que usan los médicos y colocándola en una silla- Me preocupa cuando eso pasa.

Me río, eso es cierto, a veces me voy más allá cuando traigo la mente en cosas negativas, o cuando por alguna razón me siento triste y estresada, incluso feliz.

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