21- Liberación

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ANAHÍ:

Hace varias horas que la noche se hizo presente, ahora mismo intuyo que ya debe ser de madrugada y aunque me cuesta admitirlo mis esperanzas de que alguien me ayude hace mucho que desaparecieron.

En todo este tiempo no he dejado de pensar en mis seres queridos. Seguramente mis padres deben estar destrozados con esta noticia, he querido mantenerme fuerte con el recuerdo de Dulce, y de esa pequeña niña que robó por completo mi corazón, ella estaba enojada con el mundo y yo la quería hacer feliz, pero a veces se me hacía difícil  pensar sólo en ellas cuando tengo a ese loco de frente. La sonrisa de Dulce junto con sus besos y caricias han inundado mi memoria las veces que he tocado la inconciencia. 

Me siento completamente tensa por la posición en la que me encuentro, el dolor de mi rostro es insoportable y aunque no puedo verme, ni tocarme se que está hinchado debido a los golpes, mi estomagó gruñe por la falta de alimentos. Estoy hecha un asco y eso no es lo peor, lo que más me preocupa es saber que voy a morir, Martín  no ha dejado de repetírmelo, me contó la manera en que va a matarme. 

Esperará hasta que esté muriendo de hambre y sed. Y sólo hasta ese momento hará algo peor, él planea sacarme el corazón aún cuando este con vida para que en los últimos momentos de mi existencia sufra por haber tenido la osadía de quedarme con algo que le pertenecía a su hermana.

¡Está complemente loco!.

He tenido que pagar con creces el llevar el corazón de Sofía en mi pecho, he tenido que pagar ese precio una y otra vez sin cansancio, sólo estaba enferma, yo no le pedí su corazón a esa chica. ¿Por que no puedo ser feliz?, ¿por qué todos me persiguen a causa de este corazón que ya no lo siento mío?, siento que lo robé, que lo ultraje gracias a las palabras de Martín. Me a repetido sin parar que le robé todo a Sofía, hasta a su mujer. ¡Yo nunca pedí esto, nunca!.

Martín, en su perturbada cabeza me cree culpable de la muerte de Sofía, piensa que yo la maté para quedarme con su corazón, su novia... su vida. 

-¡Carajo!- maldice mirando la pantalla de su laptop.

Lo miro confusa.

-Lo sabía, lo sabía...- repite una y otra vez para luego ponerse de pie- Supuse que esto podía pasar por eso puse cámaras por todo el lugar. Están locos si creen que podrán detenerme de cumplir mi propósito.

-¿Qué está pasando?- le pregunté sin fuerza alguna.

Coloca su laptop en la silla dónde segundos atrás se encontraba sentado, toma una pequeña mochila que tiene en un rincón y saca de ella un arma para guardarla en la cintura de su pantalón. Avanza hasta mi lugar y un grito de dolor escapa de mis labios cuando tira de mi cabello.

-La policía y Dulce creen que pueden salvarte- dice y la sola mención del amor de mi vida hace que mi corazón palpite fuerte. Aún no sé como no he muerto de un infarto, no entiendo como he resistido todo esto- Eso sólo cambia mis planes, ya no voy a matarte- Una sonrisa malvada se dibuja en sus labios- Ya no voy a matarte en unos días...- se acerca hasta mi oído para susurrar- Lo haré hoy.

El terror recorre mi cuerpo pero aún así decido no mostrarme débil ante él, busco su mirada para luego hablar.

-Entonces hazlo de una vez... estoy cansada de pagar el precio de este corazón una y otra vez, ¡mátame!- le grité sintiendo algunas lágrimas bajar por mis mejillas.

-Lo haré, pero se me acaba de ocurrir la idea de incluir a Dulce en el show- una carcajada retumba en su pecho- Amaría ver su cara mientras te arranco el corazón de Sofía. 

Me quedo sin aliento.

Me suelta el cabello, va hasta la pantalla con detenimiento para luego guardarla en la mochila y se la cuelga en la espalda. Avanza en dirección de dónde tiene sus cuchillos y los empieza a inspeccionar con una aterradora adoración.

La MadrastraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora