22. El rechazo de lo extraño | Parte 2

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Habían cruzado la ciudad a pie, sin apresurarse por la distancia que había desde el bar hasta su hogar, y Jouko se sentía aliviado por los avances que había iniciado en una única noche

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Habían cruzado la ciudad a pie, sin apresurarse por la distancia que había desde el bar hasta su hogar, y Jouko se sentía aliviado por los avances que había iniciado en una única noche. Miró al cielo cubierto de nubes y se permitió una sonrisa ligera, suave. Casi invisible. El ritmo al que caminaban se ralentizó cuando llegaron a la esquina.

—¿Dónde vives? —Kilian había permanecido en silencio durante gran parte del trayecto, pero ahora la desconfianza se había apoderado de su voz.

—Pasando la esquina, allí. —Jouko señaló con su dedo índice. Notó que había un vehículo mal estacionado en la puerta y su espalda se tensó.

Trotó hacia la entrada. Kilian lo siguió y lo tomó por el brazo antes de que pudiera entrar.

—Vine a esta casa hace unos días —le susurró—. Hay algo que debo decirte.

Jouko hizo caso omiso de sus palabras y buscó su llave. Oía voces nerviosas en la sala. Alguien sollozaba.

—Después de conocerte, más tarde esa noche, salí a correr y encontré a alguien que tenía una bolsa con nudos.

No lo oía. La llave temblaba en su mano y no podía acertar a la abertura. Notó que las voces se habían callado. Kilian no.

—La seguí hasta esta casa.

La puerta se abrió desde el interior y el rostro húmedo de Emma los recibió. Tenía la nariz y los ojos enrojecidos y se hizo a un lado en cuanto descubrió quién buscaba entrar. Tanja estaba sentada en un sillón, con la cabeza de Senna en su regazo.

—Senna —murmuró Jouko.

Su rostro desfigurado por el dolor se contraía en una mueca que tensaba los músculos de su frente, los de su cuello, los de su espalda. Sus brazos y piernas se mostraban espasmódicos por momentos y sus puños se cerraban con fuerza.

Su hermano corrió hacia ella y se arrodilló a su lado. Habló sin dejar de mirarla, sin alejarse de su lado.

—¿Qué pasó?

Tanja miraba a Kilian con recelo mientas Emma cerraba la puerta una vez más.

—Es de confianza —le aseguró Jouko—. Dime qué pasó.

Le cautela de las amigas de su hermana hacía que sus nervios se dispararan. Las miradas cómplices y temerosas entre ellas solo conseguían que su preocupación fuera en aumento. Era posible que sospecharan o que conocieran la naturaleza de Senna, pero ante lo evidente de aquella situación elegían seguir fingiendo que no sabían nada, que no tenían nada para decir que pudiera ser útil.

Kilian dio un paso al frente y rozó la piel desnuda de las muñecas de Senna con la yema de sus dedos. Alejó la mano con una mueca de desagrado.

—Nihateiéh —pronunció. Se limpió las manos en el costado del pantalón.

Susurro de fuego y sombras (Legados de Alkaham #1)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon