Seis

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La capilla era diminuta. Pasillo estrecho, suelo de madera blanca, una cúpula donde esperaba un hombre gordiflón de mejillas sonrojadas que llevaba una peluca rosada.

Joaquín no tenia demasiado claro cuando y cómo había llegado hasta allí. Lo único que sabia era que, al igual que Emilio, no podía dejar de reír, además, que por alguna razón que desconocía, le dolía muchísimo en antebrazo izquierdo.

Vio a Azul aparecer y vagamente recordó haber hablado con ella por teléfono. Solo que no recordaba cuando o para que lo había hecho. La noche estaba llena de lagunas.

Emilio no dejaba de bromear con sus dos amigos: Jason y Diego, cada uno llevaban una cerveza en la mano ¿Era legal beber en este lugar sagrado?

-¿Que estamos haciendo aquí?- logro balbucearle Joaquín a Azul.

-Shhh, mantén la boca cerrada-Su amiga se inclino hacia él de modo que no la viesen los demás- Ya casi lo logramos. Te vas a casar.

-¿QUÉ? ¡yo no quiero casarme!

-¡Cierra el pico!

-Me duele el brazo.

Intento tocarse la zona adolorida, pero Azul se lo impidió al tomarlo de la mano y lo condujo sin demasiada delicadeza hasta el final de la capilla. Joaquín miro a Emilio. Él le sonrió.

El hombre frente a ellos empezó a dar un discurso sobre el matrimonio que él no entendió nada, Emilio tampoco pareció hacerlo porque no paraba de reír por lo bajo, al compas de las carcajadas y aplausos de sus dos amigos. Joaquín tenia el ceño fruncido, no entendía que causaba tanta gracia.

-Por el poder que me ha sido otorgado, yo los declaro marido- se detuvo para escanearlos a ambos- y marido. Pueden besarse.

Joaquín estuvo a punto de protestar, pero antes de que pudiese hacerlo, los labios de Emilio rozaron los suyos.

Solo un roce y sus pulsaciones sedispararon como si acabase de correr la maratón de Boston. Porque teníalos labios más suaves y tiernos del mundo y sabía a tequila con un toquede fresa. Ajeno a que no estaban solos, posó una mano sobre su nuca y loatrajo más hacia sí. Emilio gimió contra su boca y entonces... entoncesalguien tiró de él hacia atrás y se vieron obligados a separarse.

-Suficiente- ordenó Azul, y a continuación les tendió los papeles de matrimonio con un bolígrafo. Los obligo a firmar a ambos.

Sus amigos reían más fuerte y Azul los fulmino con la mirada. No iba a permitir que nada destruyera este momento.

-Genial. Nos vamos- masculló y tomo la mano de un desorientado Joaquín para conducirlo a la salida.

Emilio alcanzo a tomarlo del otro brazo.

-Espera, espera. Quédate- le dijo

-Oh, lo siento, cariño. No puede quedarse- explico Azul mientras lo jalaba hacia si.

Al salir, Joaquín noto un cielo claro y despejado. ¿Ya había amanecido? De hecho, ahora recordaba vagamente haber visto la salida del sol sentado en una acera cualquiera, con Emilio a su lado y una botella de vino barato en medio, mientras hablaban de cosas que habían caído en el olvido.

➿➿

Sintió un ardor quemándole la garganta y, algo desorientado, consiguió levantarse de la cama y llegar hasta el cuarto de baño del hotel para vomitar. Luego se quedo tendido en el suelo hasta que sintió una mano en su hombro y se asusto.

-Soy yo.

Como pudo, Azul lo ayudo a llegar de vuelta a la cama.

- Tomate esta aspirina- Le tendió una pastillo junto a un vaso con agua que Joaquín trago.

Para Quedarme- Emiliaco (Terminada)Where stories live. Discover now