Parte 9 Unión

2K 172 53
                                    

Los nobles miembros de la corte de Lucius Malfoy estaban reunidos en el gran salón del rey, la roja y hermosa alfombra estaba extendida en el suelo mientras el general de Slyther llevaba en un ostentoso cojín dos coronas. Una hermosa y ornamentada, y una mas pequeña pero no menos lujosa. Draco y Harry se preparaban en un cuarto contiguo.

La corte estaba ansiosa pues si Draco coronaba a Harry, prácticamente unificaba los reinos, pero también el rey legítimo cambiaría la corte e implementaría muchos cambios.

Afuera, un hermoso dragón rugió exhalando fuego seguido de varios dragones. Draco silencioso miraba por la ventana. En todo el día no había visto ni hablado con Harry, sabía que podía confiar su vida y el reino a él, pero nunca había sido amado, nunca alguien vio en él lo que Harry veía.

De reojo, Harry observaba a Draco que distante miraba a la ventana. El rey dragón no deseaba Slyther si Draco no lo amaba, pero entendía que era difícil para Draco creer en ese amor y para Harry aceptar que había dicho esas palabras.

—No tenemos que hacerlo si no quieres —dijo Harry en un momento de valentía, Draco giró su cabeza hacia el rey. Tal vez se arrepentiría de esto, pero era lo correcto—. Yo fui sincero, te dije lo que sentía de verdad. Puedo esperar por ti, Draco, si aún tienes dudas sobre mí.

Su garganta empezaba a doler, pero no quería casarse si Draco lo hacía por lastima hacia su amor no correspondido o por simple deber como rey.

—¿Qué es lo que estás diciendo?, —Draco abrió mucho los ojos—¿Crees que no eres bueno para mí?

Draco no lo entendía, este hombre a veces decía cosas fuera de lugar. Su mandíbula se tensó hasta doleré los dientes.

—Estoy diciendo que, tal vez podamos aplazar la boda. ¡No quiero que nos casemos hasta demostrarte que soy digno de tu amor! —alzando más la voz, Harry decidió que eso era lo que tenia que pasar.

No avanzarían si seguían ignorándose y enojándose por todo.

Draco lo miró con ojos de furia y el ceño fruncido.

—¡¿Y qué vas a hacer ahora?!, ¡¿te vas a ir?!

—Si es necesario...

Draco estaba enfurecido, sus manos se cerraron en puños, tan tentado estaba de golpearlo. Harry era un maldito impulsivo, ahora entendía que había sentido miedo de Draco, de lo que él sentía hacia Harry.

Sacó una espada bastarda de su cinturón que había sido puesta ahí sólo para la ceremonia de coronación.

—¡Arrodíllate! —dijo, señalando a Harry con esta.

La cara de Harry se volvió en blanco. Miraba a Draco como a al loco del pueblo que podría hacer cosas impensables de un momento a otro. No lo haría ¿0 si?

—Draco...

—Dije: arrodíllate, Harry —la voz de Draco parecía más estable, pero no movió ni un centímetro la espada frente a él.

Por la ventana, Harry alcanzó a divisar a los dragones, Norberto se estaba acercando más de lo usual hacia la ventana abierta, rugía y lanzaba humo por su nariz. Cuando se giró a Draco, este mantenía su mirada furiosa en él y con ambas manos sostenía la espada que había adquirido un tono dorado. Se arrodilló.

Su corazón empezó a latir con más violencia. Las demás ventanas empezaron a vibrar, el viento se había desatado alrededor de ellos y era difícil respirar.

—Para qué están los hombres si no para servir a la vida. —Comenzó a hablar Draco—Respiramos, pensamos y actuamos. Sólo unos pocos con el don de la magia en sus venas. El mundo terrenal y el mundo de la magia se enlazan, giran uno sobre otro, se mantienen con vida. Todo ser de llamarse digno, tiene un enlace de protección. Hombre y especie.

DRACO, DESCENDIENTE DE LAS HADASWhere stories live. Discover now