Siendo la emperatriz de un gran imperio Alysa Edevane está destinada a cumplir sus labores como gobernante. En una tarde de lluvia, su marido regresa después de unas extensas negociaciones las cuales fueron producto de una ausencia de un largo mes. Aunque la alegría la consumió ese día su sonrisa desapareció al ver que cargaba en sus brazos a otra mujer. Luego se entera que aquella muchacha será su amante con la que tendrá que convivir hasta el día que decida desaparecer. Desdichada por la noticia el matrimonio se congela como sus emociones. Sin embargo, el calor de un alma enemiga llega a tocar su corazón, el rey del imperio enemigo llega para hablar sobre una futura alianza. Sin deseos intermedios, la emperatriz y el rey forman una amistad que los está llevando lentamente a jugar con un fuego que los puede quemar. La calidez del fuego es hermosa pero siempre habrá un poder que extinga las llamas de un amor prohibido.
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