Odio a la emperatriz

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Él levantó su mano y la lanzó a su mejilla, cerró los ojos y giró su rostro, el golpe nunca llegó a ella, pero su mano, su mano se mantenía allí, a unos cuantos centímetros de su mejilla.

Estaba temblando, y con miedo abrió los ojos observando a Bennett.

En su mirada el frío, la ira y el odio se posaban en ella como una maldición.

Sus mejillas fueron tomadas con fuerza y su cabeza fue golpeada contra la pared.

—Deja esa cara, la odio, odio tu rostro. Si pudiera divorciarme de ti lo habría hecho hace mucho —llevo sus manos a su cuello donde lo acarició para luego pegar su nariz —hueles delicioso, si no fuera por tu cuerpo, por tu mente, por tu belleza te habría botado hace mucho. Pero sabes una cosa —beso su cuello haciendo ligeros chupones en él —, encontré a alguien que pudo darme lo que tu nunca pudiste. Placer 

Agarró uno de sus pechos con fuerza, llevándo todo el peso de su cuerpo a ella.

Intentó apartarse de él pero la diferencia entre fuerza era mayor, no dejaba de tocarla, de tratar de quitarle el vestido para dejarla al desnudo, de besarla.

Aunque girara su cabeza siempre encontraba la manera de verse acorralada por sus besos.

Bennett tomó sus mejillas y la obligó a besarlo.

Sus brazos se pegaron contra su pecho, para tratar de empujarlo, pero era imposible, por último, viendo su situación, mordió la lengua Bennett con fuerza.

Bebió un poco de su sangre para luego empujarlo.

La boca de Bennett está rodeada de líquido carmesí y un hilo rojo se posó en su barbilla.

Se limpió la barbilla, observándola de una manera amenazante.

—Límpiate las lágrimas, odio ver a una mujer llorar, en especial una tan débil. Te espero en una hora en mi despacho, si no vienes, abstente a las consecuencias —fue lo último que dijo al salir de la habitación

Se llevó la mano a la boca conteniendo gritos, mientras lágrimas caían de sus ojos y se escurría por sus mejillas.

El asco que sintió mientras Bennett la tocaba, besaba, y agarraba no se puede describir.

Era abrumador tener que ser tomada por él, ya no sentía lo mismo, era como estar con un extraño el cual vive bajo tu techo.

Así fue con Eileen, y ahora su martirio es tener que vivir con las personas que odia en su palacio.

Estaba cansada, pero no se podía divorciar, aunque no tiene sangre noble, no nació en Melione; muchos la aman, muchos la respetan y quieren tenerla cerca.

«No importa cuánto tenga que sufrir, si mi imperio está bien, yo estoy bien» se secó las lágrimas tomando aire

Era imposible contenerse, por primera vez en su vida sintió miedo ante un hombre.

***

Eileen tenía como invitado en la biblioteca a Ossian.

Le contaba todo sobre el origen de la emperatriz y la mujer solo pudo hacer una cara de sorpresa.

—Entonces esa es toda la historia, sabe me siento ofendido al ver al emperador casado con ella. Es una decepción tener a una plebeya en el trono, ¿no le parece? —comentó Ossian

—Entonces eso significa que usted es el hermano de la emperatriz, y que su padre murió a manos de bandidos que sabían la verdad —repitió lo mismo que dijo Ossian

—Usted lo dijo

Ella se cubrió la boca ante toda la verdad, sonreía, pero su mano cubría su sonrisa, nunca imaginó que tal noticia llegaría a sus oídos como pan caliente. Eso realmente le impresionó.

Falsa emperatriz [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora