Los seres humanos somos seres emocionales por naturaleza, y aún así la obsesión por intentar ser racionales en cada decisión siempre está presente. ¿Quién no desearía el perfecto equilibrio? Con la rationem, droga creada con la idea de encontrar ese balance en el cerebro, la humanidad le halló origen, tiempo y forma a su condena. El tráfico desmedido de la misma por la gran fama que se le hizo, trajo puro caos alrededor del mundo. Es imposible ser racionales sin dejar de ser influenciados por las emociones. Quienes tomaron la droga fueron afectados cada uno a su modo, aunque la mayoría bajo el mismo patrón determinante para que todo se saliera de control: perdieron su capacidad para percibir las emociones y procesarlas, la empatía dejó de existir. En el proceso por querer ser máquinas eficientes al momento de tomar decisiones, perdieron el motor con el cual seguir esas vidas. Suicidios masivos, asesinatos, conspiraciones. Todo lo moralmente considerado negativo de la sociedad, todo salió a la luz.
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