III. Capítulo 5

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III. Capítulo 5

El Calafate

Aquel refugio en El Calafate se creó como un Complejo de Departamentos Élite, de la más alta calidad y con toda la tecnología. Pensado como un barrio privado, dieron créditos para poder llevarlo a cabo con quienes Juan deseaba tener en lo que sería el lugar a más resguardo de la crisis. Con bajas en el camino, los habitantes perduraron a salvo y completamente aislados mucho tiempo antes de la difusión de la rationem por el mundo. Por eso, agradecidos con Juan, siempre colaboraron en su búsqueda y protección de su familia. Ansiaban poder conocer finalmente a su tan amada nieta y amigos, a quienes habían salvado de quedar inmersos en una búsqueda implacable por el origen de la rationem.

Cayendo la noche se acercaba el horario de encuentro pactado para la cena. Horas antes de partir de la ciudad para la Cumbre, Juan dio directivas a algunos de sus habitantes para organizar una verdadera bienvenida. Al horario pactado, se presentaron los más recientes llegados con las indicaciones que se les dieron. Fueron arreglados para lo que suponían que no sería más que una cena íntima, un gesto simple de Juan. Pero Melisa lo conocía mejor que nadie y vio venir que el festejo de su llegada sería a lo grande.

Mientras iban llegando a la recepción, los halagos no cesaban. Después de mucho tiempo, pudieron disfrutar de la tranquilidad de saber que se tenían.

- Upa, y ese aroma...- Brenda elogió a Rafael luego de un abrazo.

- Me la sacó, tenía mi nombre- se quejó Marcos estando a su lado cruzado de brazos- No me gusta la ropa floreada, es como que... me saca seriedad.

- ¿Qué dice? Por favor, me reservo los comentarios por respeto... ¡Pero hombre! ¿Qué podría hacerte menos serio? Todo erguido, bien decidido por la vida, ya veo que le atrajo a Raf.

- No sigamos conmigo, ¡pues mírate! Toda una modelo hegemónica pareces Brenda, con ese vestido que...- Marcos se puso nervioso y ella soltó una carcajada- Eh, claro que a ti las flores te quedan preciosas, soy yo la excepción.

- Todo me queda precioso, los dos somos morochos de ojos claros, semidioses- soltó ella aún riendo- Todavía no me acostumbro a estar teniendo estas conversaciones tan... ¿normales?

Brenda sólo pensaba en cuánto quería poder disponer de un momento a solas con Daniela, tal como la psicóloga que la había atendido esa tarde le recomendó. La culpa la estaba carcomiendo, y al sentir unos pasos llegar, se sintió esperanzada pensando que podría ser ella.

- ¡Hola! Ah, son ustedes.

- Un gusto verte también a vos, Brenda- comentó Gastón sorprendido mientras Melisa a su lado no dejaba de reírse- ¿Qué? ¿Qué pasa?

- Es que me alegra que después de todo, sigue siendo tan... ella. Única.

Melisa se dejó llevar y la tomó por sorpresa con un abrazo, se sentía culpable por no haberlo hecho antes, sintiendo la verdadera alegría que le provocaba tenerla.

- Estoy ansiosa, pero me alegra verte- reconoció Brenda- A tu novio... también.

- Entiendo si te cuesta, después de todo el horror que hice, merecés que te dé tu espacio- Gastón agachó su cabeza pero Melisa lo empujó- ¿Qué?

- ¿En qué quedamos?- reprochó Melisa llevándolo a un costado- Con calma, hay que ir aceptando las cosas que no podemos cambiar, que ya están en el pasado. Con valentía, afrontar la realidad y seguir con la vida que hoy tenemos, pero mañana no sabemos.

Gastón se abrazó a ella y la hizo volver nuevamente, sabía que de nada valía alejarse unos pocos metros si su tono de voz era siempre tan alto que era difícil pasar desapercibido. Marcos se quedó pensativo con el discurso de Melisa, y se mantuvo cruzado de brazos de mala gana. Rafael lo notó al instante cómo se estaba cambiando su humor, y rápidamente actuó.

PerspicazWhere stories live. Discover now