Capítulo 10.

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Jake.

Cuando la vi estaba preciosa, como siempre, pero ese labial rojo le hacía resaltar más sus facciones y el poco maquillaje que tenía en la cara, la cual dudo que necesite maquillaje porque ella se ve bien lo tenga o no. La verdad desde que conocí a esta chica me encantó y pienso en ella todo el tiempo como un tonto que está en una película cliché, y me parece ridículo.

- Hola...- Dice Amanda con nervios y las mejillas sonrojadas que le ayudan a que tenga más maquillaje, si es lo que pretende.

- Hey Am, ¿qué más? - Le digo intentando sonar tranquilo para que no note lo nervioso que estoy también.

- ¿No me dices que soy una acosadora? - Me pregunta alterada y con una risa nerviosa.

- Tanto piensas en mí que quieres que te lo diga- Le respondo de forma coqueta y con una sonrisa maliciosa pero divertida.

- Deja de ser así, puedo decir que soy inmune a ti- Me dice con una carcajada y es algo incomodo que lo diga, pero demás que me ve solo como un amigo.

- Solo digo...- No sé qué más decirle, esta chica es muy directa y algo jodida.

- En fin, ¿a dónde iremos? - Pregunta en forma de romper el hielo.

- Conozco un lugar- Le pregunto nervioso de su respuesta.

- Vamos- Me dice entusiasmada y me coge de la mano halándome hacia la puerta.

Antes de salir, me despido de todos y recojo mis cosas.

- Y ¿bien? ¿en que iremos? - Pregunta Amanda con una sonrisa de oreja a oreja.

- Deja de ser tan curiosa, solo sígueme- Me dedica una dulce sonrisa y me sigue.

Cuando llegamos al auto, intento ser un caballero y le abro la puerta; después entro yo y pongo algo de música.

- ¿Qué música te gusta? - Le pregunto.

- No tengo un género preferido, pon lo que quieras- Me dice delicadamente.

- Como digas- Le digo.

Pasa el tiempo y no encuentro que preguntarle, lo que me vuelve loco porque quiero molestarla y hablar con ella, pero no encuentro un tema de conversación. Así que digo lo primero que se me venga a la cabeza.

- Hoy estas hermosa- Le digo algo nervioso.

- Gracias, tu no estas nada mal- Me dice sonrojándose.

¿Pero que me pasa?, ya no hay tema de conversación y la pobre no es capaz de hablar de lo nerviosa que está, pero no sé por qué se siente así, por lo general siempre está hablando y siguiendo mis bromas.

- ¿Por qué estas tan callada? - Le pregunto.

- No lo estoy, tú eres el que lo está- Me dice algo alterada.

- Puede ser, ¿qué quieres cenar hoy? - Pregunto.

- Decías que era una sorpresa, ¿no? - Me cuestiona.

- Cierto, pero talvez quieras cambiar- Digo con nervios.

- Eres un chico muy indeciso- Dice sin rodeos.

- Tengo un restaurante en mente, ¿te gusta la comida italiana? - Pregunto con frialdad.

- Por supuesto, ¿Cuál es tu sugerencia? - Me dice contenta.

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