2017- Diciembre- 8 meses

7 1 0
                                    

Las pelas seguían. Te había conseguido un trabajo en la portería donde vivía. Siempre estabas cansado, vivías en mi casa prácticamente. Venias te hacía de comer, dormías toda la tarde conmigo, te despertabas, ibas a trabajar, a veces era de noche. Te iba a ver siempre que trabajaba. Cuando no iba era una pelea.
El control se empezó a hacer más grande.
Paso navidad y año nuevo, en estas tenías que trabajar el 1 de enero, tenias que despertarte a las 7 de la mañana. Te quedaste en mi casa porque prácticamente vivías ahí, solo te ibas cuando mi mama ya no aguantaba que estés ahí, pero mientras tanto te quedabas. Ese año nuevo vinieron unos amigos de la familia a saludar, fuiste tan irrespetuoso, todos hablando y riendo y solo me mirabas con odio porque ellos estaban ahí, yo no sabia que hacer para que se vallan y durmieras, después de todo eran amigos de mi mama y esa era su casa. La ansiedad de verte tan enojado porque ellos seguían en la casa me sacaba el aire. En un momento simplemente te levantaste y te fuiste al cuarto de un portazo. Tenia la mirada de mi madre que no podía creer lo irrespetuoso que habías sido, nuestros amigos con cara de disgusto porque parecía que molestaban, cuando no era así, y mi presión en el pecho porque sabia que se venia otra pelea por algo que yo no podía controlar, pero sabia que era mi culpa, para ti, todo era culpa mía.

Te daban 8 mil solamente por trabajar 8 veces al mes, y te quejabas siempre. Y siempre estabas enojado, y siempre peleábamos.
El sexo también empezó a ser una discusión, según tu no teníamos suficiente sexo, que para ser una pareja teníamos que tener sexo 5 o 6 veces a la semana. Y me sentía en la obligación de cumplirlo.
Así siguieron los meses, un ciclo de nunca acabar.
4ta alarma.

Mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora