•Dag: 7 (Final)•

749 100 43
                                    

Por primera vez, Frank se sentía feliz de ir a la escuela, siempre y cuando, Jake estuviera ahí. El grupo de los ricachones habían dejado de molestarlos luego de que su líder Leo fuera expulsado por agredir a otro compañero además de que encontrarlo como culpable de lo que le había hecho a Frank.

Por su parte, los amigos de Jake, comenzaban a aceptar a Frank como uno de los suyos, gracias al apoyo de Tricky. Por ello, lo invitaban a sus reuniones en el parque.

Ese día había estado lleno de felicidad, de no ser por que vieron a la madre de Jake a la hora de la salida, yendo a buscar a su hijo.

—¿Mamá?— Dudo Jake con sorpresa soltando la mano de Frank

—Si, mi pequeño. Soy yo— Connie extendió sus brazos, recibiendo de inmediato un abrazo de su hijo. —Te extrañe mucho, mi pequeño.

—También te extrañe, Mamá— Aclaró el menor para después de unos segundos separarse de su madre. —Como ya estas aquí, quiere decir que está todo en orden en tu trabajo.

Connie asintió. —Así es, me ascendieron. Así que puede que en unos meses nos mudemos a otro lado, para tener nuestra propia casa.

—Eso suena increíble— Jake le sonrió

—Pero basta de hablar sobre eso, a ti como te fue. ¿Te gusto estar con los Mulliner?— Preguntó mientras acariciaba los cabellos de su hijo

—Bueno, realmente hay muchas cosas que debes saber— Jake se volteo para ver a Frank, quien lo siguió con cautela hasta estar a su lado, saludando a la señora Bressler

—Entonces comienza, hable con Sarah y quedamos en vernos en un restaurante para conversar— Aclaró Connie sonriendo

—Bien, esto será difícil de explicar— Dijo Jake con nervios

—No te preocupes, entre los dos le podemos decir— Mencionó Frank tomando la mano ajena

Connie sonrió aún más, y sin perder tiempo, subieron al auto en donde Alán los esperaba, Sarah le había pedido que fuera por la señora Bressler al aeropuerto y después a buscar a sus hijos, mientras que ella los esperaría en el restaurante.

Entre pláticas y risas, Sarah y Connie se fueron enterando de la relación de sus hijos, cabe decir que ellas estaban de acuerdo, mientras que ninguno de los dos forzará al otro en algo, todo estaba bien. A Rafael le costó un poco aceptar esa amistad que tenian, pero por su esposa no le quedó otro remedio.

Su felicidad era tan buena y grande que parecía que nadie se las iba a quitar, hasta que llegó el momento en donde se tenían que despedir.

Jake no había querido soltar a Frank durante ese tiempo en donde sus maletas estaban siendo puestas en el taxi que Connie había pedido. Iba a extrañar despertar con Frank a su lado.

—Hey, esto no es un adiós. Seguiremos viendonos todos los días, en la escuela, en el parque con tus amigos. No nos vamos a separar nunca— Tranquilizó Frank tomando a Jake de sus mejillas

—Lo sé, pero voy a extrañar pasar tiempo juntos aquí, casi como si vivieramos en el mismo lugar— Aclaró Jake

—No te preocupes por eso. Porque —Frank lo tomó de las manos entrelazandolas con las suyas, juntando ambas frentes. —, si todo continua igual, puede que en un futuro nosotros dos, estemos viviendo juntos.

—¿Cómo una pareja?— Jake se sonrojo al imaginarlo

—Como una pareja— Frank asintió

—Jake, hijo ya debemos irnos— Interrumpió Connie a los menores

—No pasará nada si se dejan de ver por unas horas, pero ya es tiempo de que Jake vuelva con su madre— Agregó Sarah

—Lo sabemos— Dijo Frank

—¿Nos vemos mañana?— Cuestionó Jake separándose del mayor

—Como todos los días— Asintió Frank

Jake también se despidió de Sarah, agradeciéndole por todo lo que había hecho, para que después le diera una última mirada a Frank, subiendo finalmente al taxi con su madre.

El menor de los Mulliner se quedó afuera hasta perder de vista el taxi. Tal vez volvería a la misma soledad en su casa, pero algo lo reconfortaba, el saber que en la mañana vería a su otra luz del día.

Apenas entró cerrando la puerta tras de si, Mely se acercó llamando su atención.

—Jóven Frank, creo que debería ir al sótano— Le mencionó con una sonrisa

—¿Por qué?

—Oh, créame, le va a gustar.

Dicho esto, Mely se retiró siendo llamada por Sarah, Frank dudo unos instantes, para que desde luego obedeciera. Bajo las escaleras que conducían hacia el sótano y tras eso, abrió la puerta.

Todo estaba tal y como Jake lo había dejado, no entendía porque Mely le dijo que le gustaría, bueno, claro que le gustaba, todo lo que Jake hiciera era maravilloso para él.

Iba a salir del lugar hasta que una cierta pintura llamó su atención, según recordaba eso no estaba cuando se quedó con Jake a pintar.

En una esquina del que pronto sería un gran mural, había una pequeña frase junto a dos corazónes entrelazados. Frank leyó con detenimiento el escrito.

“Puede que seamos diferentes, puede que no seamos de la misma clase social, pero sabes, de todas ellas hay algo especial que nos une y eso, eso es el amor”

Al terminar de leerlo, Frank volvió a sonreír. Jake parecía tener también su lado sentimental, y eso solo hacia que le gustará más.

Ambos chicos seguían controlando ese sentimiento, que conformen pasaban los días se hacía cada vez más grande. Tenían el apoyo de la gente que querían y eso era más que suficiente para ellos.

Había amor, también había tristeza, enojo, celos. Pero sobre todo problemas, más en ningún momento nadie dejó al otro huyendo de ello.

De verdad se querían, así que apesar de ser unos preadolescentes, se hicieron una promesa. Una que nunca iban a romper incluso cuando se casarán algún día.

Amarse el uno al otro como si fuera la primera vez.




×××××××

Y si, finalmente llegamos al término de esta historia, espero y haya sido de su agrado.

7 Días contigo | FrankeWhere stories live. Discover now