Day 5: First Time

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La temperatura de la habitación se elevaba cada vez más, no había otro sonido aparte del de sus respiraciones y el de sus besos, acompañado de uno que otro jadeo. Sus lenguas estaban encontradas en una ardiente batalla, mientras sus manos viajaban toqueteando aquí y allá. La coleta de la chica pronto fue liberada y su rubio cabello cayó en cascada por sus hombros.

Él se tomó un tiempo para observarla. Sus ojos aguamarina brillaban con deseo, sus mejillas estaban rojas y sus labios hinchados y enrojecidos, una visión que le fascinó de sobremanera. Volvió a atacar sus labios, pero rápidamente comenzó un lento descenso por su cuello.

Cuando estaba empezando a bajar los tirantes de su vestido, el timbre de su apartamento sonó con absurda insistencia.

—¡SENKUUUUUUUUU!

A pesar de estar en la última habitación, la voz de su (ahora mismo) odioso mejor amigo resonó con potencia, seguramente llamando la atención de sus vecinas chismosas. Senku maldijo en voz alta y dio un sonoro puñetazo en la pared, aunque rápidamente agitó su puño haciendo una mueca de dolor. La rubia bufó con molestia e hizo un puchero de irritación. El timbre seguía sonando y, entre maldiciones, el peliverde se alejó de ella.

—Espera aquí, espero no tardarme mucho.

—¡Ja! Lo dudo. Taiju no suele molestarte sin una buena razón. Lo más seguro es que tenga algo que ver con Yuzuriha.

—Vaya, conoces bien hasta al grandulón, no hay duda de que eres una leona muy atenta.

—¡No soy una leona!

—Ya regreso, Kohaku.

La nombrada se sentó en la cama haciendo un puchero nuevamente, reposando su barbilla en su mano y cruzando una pierna. Incluso se había maquillado con tal de dar el siguiente paso de una vez por todas.

Senku recibió a su amigo con molestia, aunque al verlo hecho un mar de llanto no pudo dejar de invitarlo a pasar para saber qué le sucedía. Con frustración escuchó que al parecer Yuzuriha había estado extraña últimamente y se enojaba tanto con él que estaba irreconocible. Al menos eso entendió de los sollozos de Taiju, que le llevó al menos una hora descifrar.

Luego de pensarlo mucho porque claramente la dulce Yuzuriha no solía comportarse así, Senku pensó en algo.

—¿No cabe la posibilidad de que esté embarazada? —los sollozos de Taiju se detuvieron y lo observó con sorpresa.

Ninguno había continuado la universidad y se habían casado hacía un año, muy a pesar de que muchos opinaban eran muy jóvenes, cosa que realmente no les importó tras llevar años enamorados uno del otro. Yuzuriha crecía cada vez más en la industria textil con ayuda de su esposo.

Explicarle su punto le llevó otro buen tiempo y, cuando finalmente logró deshacerse del grandulón y tenía la intención de volver a la habitación, la rubia salió prácticamente corriendo y se aproximó a la puerta, no sin antes darle un beso rápido en los labios.

—¡Lo siento! Ruri-nee necesita mi ayuda —y sin más que decir salió del apartamento.

Senku soltó un suspiro lleno de irritación. No era la primera vez que intentaban intimar y eran brutalmente interrumpidos por alguno de sus amigos, alguna cuestión de la universidad, del dojo donde ella entrenaba o de los experimentos en los que él trabajaba. No importaba cuántas veces lograran quedarse a solas para dejarse llevar por sus bajos instintos, siempre había una interrupción.

Llevaban saliendo exactamente trece meses con doce días (aunque se conocían desde la temprana adolescencia) y no habían logrado pasar de un par de besos y caricias subidas de tono. Ellos eran dos personas que estuvieron en abstinencia toda su vida hasta sus actuales veintiún años, y haber descubierto el deseo y la tensión sexual los tenía prácticamente desesperados.

SenHaku Week 2021Where stories live. Discover now