Terminó su rutina de ejercicio al aire libre, jadeando exhausto y satisfecho. Permitió que sus músculos descansaran un poco mientras emprendía camino a su departamento a paso lento, tomando pequeños tragos de agua de vez en cuando. Cuando llegó a su hogar se aseguró de dejar enfriar su cuerpo antes de meterse a la ducha y una vez terminó se dispuso a cenar.
Mientras navegaba en su celular le apareció un anuncio de la mujer más famosa de los últimos años: la científica Kohaku.
Revolucionando el mundo de la ciencia y la medicina, su tecnología e innovaciones habían significado un avance abismal en muchos sentidos, por lo que era venerada por los medios y la población en general. Sin embargo él, Senku Ishigami, un simple practicante de kendo y guardaespaldas, sabía bien que había más de lo que se veía en aquella mujer.
Podría decirse que él fue uno de los primeros en ver el funcionamiento de aquello que la hizo tan famosa: el Dr. Stone. Eso había sido lo que curó a su amigo Chrome y lo salvó de la muerte. Por esta razón estaba sumamente agradecido con Kohaku, pero... ¡Diablos! ¡Su actitud era una basura! Era una altanera que disfrutaba usar el sarcasmo y la manipulación en cada movimiento y palabra, sabía que era bella y lo usaba a su favor, jugaba sin piedad con los sentimientos de los demás y esclavizaba a todo el que trabajaba para ella... Y con todo esto... también era amable, noble, dedicada, a su manera se preocupaba por las demás personas y trabajaba incansablemente en alcanzar sus objetivos, demostrando una fortaleza de corazón inquebrantable que lo dejó pasmado desde la primera vez que la vio.
Oh sí, era un imbécil enamorado. No negaría que entró en pánico al darse cuenta de sus sentimientos; Kohaku siempre dejó claro que para ella esas cosas y el romance no eran más que una absurda pérdida de tiempo, y aunque él compartía esa opinión con fervor, su corazón parecía no pensar igual. Nunca logró darse cuenta de en qué momento llegó a tenerla tan dentro de sí.
Suspiró y se desparramó en el sofá. No sabía si era por sus sentimientos, pero a una parte de él le alegraba saber que mientras los medios veían a una científica seria y calculadora, él sabía que en su corazón había calidez y humanidad mucho más grandes de lo que cualquiera podría pensar, conocía una faceta que para ella era muy difícil mostrar y no podía frenar la emoción que eso le generaba.
El sonido de la puerta abriéndose lo sacó de su ensoñación.
—Ya llegué, cebolla.
—¡No soy una cebolla! —exclamó de inmediato, poniéndose en pie de un salto y acercándose a la puerta.
Oh sí. A propósito: esa científica bastarda era su prometida. Se casarían en unos meses.
—Lo que tú digas, cebolla —sonrió con suficiencia, disfrutando en demasía hacer rabiar a su novio.
Desde que lo conoció le pareció... inusual. Le conmovió mucho que se esforzara tanto por ayudar a Chrome y sacrificara sus ratos libres para estar en el hospital con él. Su alegre cara de agradecimiento se grabó con fuego en su mente. Se sorprendió de lo rápido que comenzó a confiar en él y de lo refrescante que era su compañía. Ninguno de los dos estaba interesado en una relación y quizás eso fue lo que la llevó a seguir frecuentándolo: sabía que no tenía segundas intenciones.
No era idiota, inmediatamente notó cuando los sentimientos de Senku empezaron a cambiar, y en aquel momento no supo qué hacer. No se creía capaz de corresponderle. ¿Le parecía atractivo? Por supuesto que sí, tampoco negaría lo obvio, pero ¿amor? No, gracias.
Pero bueno, fuera cual fuera la entidad divina que quiso burlarse de ella, la había hecho quedar como idiota. Ahora estaban comprometidos. Quién sabe, quizás era la fuerza de sus convicciones, la determinación en su mirada o su forma tan genuina de ser. El hecho es que se había enamorado ridículamente al diez billones por ciento, no había más que decir.
—¿Una cebolla podría hacerte esto? —preguntó a la vez que la alzaba en brazos como si no pesara nada, pasando un brazo por debajo de su trasero y utilizando el otro para sostenerla de la espalda, eliminando la diferencia de estaturas e incluso dejándola unos centímetros más arriba. Se sostuvo de sus hombros por inercia.
—¡Oye! ¡Te he dicho que no te aproveches de tu absurda fuerza para llevarme como saco de papas!
—Ay, por favor, Kohaku-sensei. ¡Estoy practicando para el día de nuestra boda!
La sonrisa maliciosa del peliverde la incitó a sonreír también, pero de una forma un poco más perversa. Así que su cebolla quería jugar.
—Ya veo que estás desesperado porque llegue el día en que te rindas de placer ante mí, Sen-ku~ —¡bingo! Resulta que su cebolla era muy fácil de convertir en tomate, se avergonzaba con facilidad —. ¿Qué? ¿Estás ansioso por otra clase de anatomía, oficial Ishigami?
Senku la bajó sin decir nada más, pero el sentimiento de victoria no le duró mucho a Kohaku, pues al ver los orbes oscurecidos de su prometido entendió que tal vez debía cuidar un poco más su lengua. Al fin y al cabo ella de fuerza física y resistencia no tenía ni una pizca, contrario al hombre frente a ella, quien entrenaba a diario y tenía un aguante antinatural.
"Es posible que no vaya al laboratorio mañana..."
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Que no se pierda la bonita tradición de no saber qué hacer para el primer día, sí señor ✌🏼
¿Otra semana SenHaku? ¡Sí! Esta vez de parte del grupo de Facebook Senku & Kohaku.
Realmente este día, el tercero y el sexto fueron temas que me dejaron la mente a la deriva, así que decidí hacerlo corto para captar a medias la idea pero no hacerlo demasiado soso. Costó un poco porque no me es fácil imaginar un cambio xD A duras penas puedo con Senku y Kohaku como tal.
Espero que les haya gustado a pesar de lo random que es xD
Quiero agradecer a CompulsiveReader1521 por haberme convencido de participar, porque no tenía planes de hacerlo en lo absoluto. Espero no decepcionarte u,w,u
