Day 6: Valentine's Day

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Senku odiaba con todas sus fuerzas San Valentín.

Le abrumaba la asquerosa cursilería que se respiraba alrededor, los repulsivos corazones por todos lados, el empalagoso ambiente, el nerviosismo general por recibir un regalo y/o darlo y las crisis existenciales de los demás por tener o no una pareja.

Aunque lo que más odiaba, sin duda, era tener que pensar en algo para darle a su esposa y no caer en la repetición. Ya de por sí tenía que revolverse los cesos en su aniversario, su cumpleaños y navidad. Sumarle a eso el día de San Valentín lo ponía de mal humor, y el oxígeno tan absurdamente dulce y vomitivo de esas fechas tampoco ayudaba demasiado.

Sabía que Kohaku debía estar en su misma condición. Tal vez el único consuelo era ese: ambos eran realmente pésimos pensando en regalos para fechas importantes.

Sonrió, recordando que precisamente todo comenzó un día de San Valentín y de una forma muy tonta.

Varios años atrás, el año que se graduaron de preparatoria, Gen invitó a todos los solteros del grupo a su casa, según él para distraerse de lo empalagosos que se pondrían los demás

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Varios años atrás, el año que se graduaron de preparatoria, Gen invitó a todos los solteros del grupo a su casa, según él para distraerse de lo empalagosos que se pondrían los demás. Senku accedió porque no quería ser testigo de lo insoportable que se pondría Byakuya con Lillian, y Kohaku asistió para dejarles la noche libre a Chrome y Ruri.

Fue así como los dos sujetos menos interesados en una relación romántica acabaron sentados en un círculo en el piso, rodeados de Gen, Ryusui, Ginro, Yo, Amaryllis, Nikki y Ukyo, además de la indispensable mayordomo Françoise. La "reunión" era bastante informal, por lo que tras contar situaciones vergonzosas o subidas de tono (sobre todo por parte del marinero), comieron algo y ahora se encontraban "jugando" verdad o reto con una botella.

Para suerte o infortunio de Senku y Kohaku, hasta el momento sólo les había tocado preguntar o imponer un reto, que en realidad no eran la gran cosa porque ellos ni siquiera tenían la voluntad de hacerlo, simplemente estaban ahí para matar el tiempo y que en sus casas se apaciguara un poco el excesivo romance.

Quizás por eso cuando el cuello de la botella se detuvo frente a Senku y el fondo frente a Gen, tanto el Ishigami como Kohaku tuvieron un mal presentimiento.

—¿Verdad o reto, Sen-ku-chan~? —el peliverde chasqueó la lengua. Era obvio que su mala suerte esta vez se empeñó en joderle la vida.

NINGUNA era buena opción.

—Reto —si decía verdad se arrepentiría y al decir reto estaba arrepintiéndose también, y era difícil determinar cuál sería peor.

Te reto a... —el descarado causó unos segundos de suspenso —... pasar... siete minutos en el paraíso con... —Senku frunció el ceño profundamente, mientras las miradas de todos estaban fijas en el mentalista y sus próximas palabras.

Según cómo es Gen, sin ningún problema podría meterlo ahí con el mismísimo Ryusui si es que ese era su deseo, pero el rubio sabía los planes de su amigo, por lo que sonrió ampliamente antes de asentir con disimulo, aprovechando que nadie lo veía.

SenHaku Week 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora