| 33 | Tom Felton

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Su cabeza golpeó nuevamente mi hombro.  Sabía que no estaba prestándole atención a la película, pero no me imaginaba que estuviera quedándose dormido.

-Tom -susurré-vamos a dormir.

Tom levantó su cabeza de mi hombro y abrió los ojos.

-No, solo estaba acomodándome.

Reí y lo miré. Su cabello rubio estaba despeinado, sus ojos estaban abiertos pero su mirada estaba perdida. No me sorprendía que estuviera cansado, la residencia en el hospital era muy demandante. Había días que sólo llegaba a dormir y a veces ni siquiera llegaba.

-Tom, vamos a dormir. Tienes que descansar, mañana tienes turno en pediatría.

Tom me miró serio.

-No me has visto en dos días, espero más hospitalidad que esto.

Reí por su comentario, tomé su barbilla y le di un pequeño beso en los labios.

-Mi hospitalidad es dejar que descanses. ¿No te parece suficiente?.

-Ya quiero acabar la residencia, solo estoy contando los días para dejar de ser un interno.

No era broma, sí los estaba contando. Había comprado un calendario donde estaba haciendo una especie de cuenta regresiva. Le quedaban 7 días como interno y los estaba sufriendo demasiado. Estaba cansado, odiaba a su residente y siempre me decía lo mucho que disfrutaría no tener que lidiar con sus compañeros.

-Tom, estas siendo dramático. Ya pasaste lo peor.

Tom rodó los ojos, yo reí por su gesto. Su cara de chico malo y sus gestos de odio me causaban ternura, sabía que él no era capaz de matar una mosca. Eso era lo que lo convertía en un gran pediatra, sabía cuando tenía que causar miedo pero al mismo tiempo era divertido y juguetón.

-De verdad estoy harto.-Dijo mientras se recargaba su cabeza en mis piernas. Su cabello rubio despeinado cubría mis piernas. Sus ojeras verdosas contrastaban con lo blanco de su piel. Odiaba verlo cansado, pero tampoco podía decirle que abandonará todo por su cansancio. No podía tirar 7 años de estudio por estar cansado una semana.

-Lo sé- dije mientras acariciaba su cabello en suaves movimientos.-Se que estas harto y que quieres mandar todo al demonio. Pero todo lo que ha pasado en estos meses será en vano si renuncias ahora.

Tom me miró derrotado. Sabía que tenía razón.

-Mañana entro a turno en la noche. Puedo desvelarme hoy viendo la película.

Tom se levantó de mi regazo y dio un pequeño beso en mis labios.

-El problema, amor mío, es que no puedes mantener los ojos abiertos más de tres minutos. Prefiero que duermas a qué me dejes sola viendo la película.- dije mientras lo tomaba de las mejillas para corresponder a su beso.

Tom río por mi gesto y sostuvo mis manos contra su rostro. Se acercó aún más a mí y deslizó sus manos hacía mi cintura. Lo miré fijamente queriendo entender lo que esperaba hacer y solo le sonreí.

-¿Qué intentas Tommy?- pregunté sin quitar la sonrisa de mi rostro

El sonrió conmigo.

-Quiero un poco de intimidad con mi novia, solo eso.

Sus manos se introdujeron por debajo de mi blusa, el frío tacto de su dedos erizó mi piel tibia.  Dejo sus manos en mi vientre mientras sosteníamos nuestras miradas. No era tonta, y sabía lo que quería hacer, pero dudaba mucho que su cansancio fuera menos que sus ganas de intimar esa noche.

-No empieces algo que no puedas terminar Tom- dije mientras dejaba mis manos en sus hombros.

El se acercó para besarme. No era un beso como los de las mañanas, llenos de prisa y cansancio. Se sentía como a nuestros primeros días de novios, a esas tardes llenas de películas y a cuando sabíamos que nos teníamos que despedir. No entendía muy bien la urgencia de Tom, pero tampoco me disgustaba. Casi siempre estaba muy cansado para poder intentar algo y yo no me quejaba, pero lo extrañaba.

Tom subió sus manos a mis costillas y solté un pequeño gemido. Quería estar con Tom y mi cuerpo me lo pedía, pero no quería forzarlo porque sabía que estaba cansado.

-Tom basta- susurré mientras me zafaba de su beso-vas a quedarte dormido en cuanto estemos en la cama. 

-¿Quién dijo que lo haremos en la cama?-Tom sonrió mientras se despegaba de mí, sus manos me tomaron de la cintura y me empujaron suavemente al sillón para que dejara caer todo mi cuerpo. Él dejo caer su cuerpo contra el mío y al sentir ese roce mi mente dejo de pensar y yo dejé salir un gemido.-Ni siquiera llegaremos al cuarto, te quiero en este momento. 

Todo la preocupación que yo tenía por Tom y su sueño se disolvió con esas palabras. Yo no quería que durmiera, quería que me quitara la ropa y me hiciera gritar su nombre. Mis manos buscaron el borde de la pijama quirúrgica color azul que aún tenía puesta. No se había cambiado, y yo lo agradecía porque ese atuendo lo hacía ver cómo todo un sueño y solo me hacía desearlo más. Su ropa se deslizó por su cuerpo con una facilidad que agradecía, parecía que su ropa y mi ropa también estaba pidiendo desaparecer para ya no estorbarnos. 

El aire entre nosotros era escaso, nuestros labios no parecían cansarse del roce y nosotros no parábamos de deslizar nuestras manos en el cuerpo del otro. Habían pasado semanas desde la última vez que lo habíamos hecho, y no había sido precisamente memorable. Tan sólo un par de caricias y besos habían sido suficientes para hacernos comenzar y terminar en menos de 10 minutos. Pero esto era distinto, Tom se estaba tomando su tiempo y no estaba haciendo nada para evitar que sus manos se metieran en todos los huecos de mi cuerpo. Quería que me tocara, ansiaba que deslizara sus manos y su boca por mi piel y que no se detuviera hasta que los dos estuviéramos rendidos. 

-__________.-Susurró contra mí cuello.-Podría hacer esto todo el día sin descansar, todos los días de mi vida. 

Gemí ante sus palabras y contra el calor que emitían sus labios sobre mi piel. Hundí mis manos en su cabello mientras arqueaba mi espalda. 

-Tom, deja de jugar conmigo. Por favor.-Mi voz apenas fue audible al sentir las manos de Tom deslizarse entre mis piernas, mis ojos se cerraron ante su movimiento.  

-Por favor, ¿Qué?

Las manos de Tom se deslizaban mientras lo poco que quedaba de autocontrol en mi se iba en gemidos, mis caderas se empujaban ante sus dedos y él detenía mis movimientos con su otra mano recargada en mi vientre. Sentí su pecho alejarse del mío y sus manos deslizarse fuera de mí, el vacío me hizo abrir los ojos y mirar a Tom acomodarse entre mis piernas. 

-Por favor, tómame. 

Tom sonrió y dejo caer su cuerpo de nuevo contra el mío. Su boca rozó mis labios intencionalmente mientras la deslizaba hasta mi oído. 

-Pensé que nunca lo pedirías. 



One Shots | Varios|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora