| 36 | Kim Tae-hyung

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La luz del atardecer tenía un ángulo perfecto a la ventana de la habitación. El día iba desapareciendo sin antes dejar esa luz dorada que hacía que el hombre sentado en el balcón se viera impresionante. El cabello negro contrastaba con el dorado de la luz que se reflejaba sobre su rostro, ninguna palabra podría capturar jamás el momento tan preciso y perfecto que estaba viendo.

Su mano descansaba sobre el reposabrazos junto con su libro, su otra mano estaba recargada en la rodilla que había cruzado para poder estar cómodo. Estaba concentrado en lo que leía, y estaba leyendo bastante rápido.

No quería interrumpirlo, pero quería también ser parte de ese momento. En realidad, quería ser parte de todos los momentos que pudiera compartir junto a él. Me acerqué a él despacio y sin hacer ruido, me quedé parada frente a él sólo mirándolo. Sin despegar su mirada del libro él estira su mano libre para poder recibirme entre sus brazos y sonríe un poco.

Le sonrío de vuelta aunque no esté mirándome y acepto su invitación. Me dejo caer en su regazo acurrucándome contra su pecho. Él cierra ese abrazo dejando caer su mano en mi regazo sin perder la oportunidad de darme un beso en el costado de mi frente. Su cabeza se recarga en la mía mientras escucho con atención el latir de su corazón, es tranquilo y constante. Aspiro lentamente su olor contra aquella sudadera, la menta y el pino son inconfundibles. Su mano se levanta de mi regazo y comienza a deslizarse contra mi brazo dejando pequeñas caricias en él.

La habitación está en silencio, sólo se escuchan las manecillas del reloj de Tae y algunos sonidos del exterior. Nuestras respiraciones son casi silenciosas de lo tranquilas que son, la calma que siento cuando estoy con él no tiene comparación. Siempre creí que el amor tenía que ser intenso, pero con él entendí que puede serlo sin dejar de ser tierno.

-¿Quieres que deje de leer?-Tae pregunta aún sin despegar la mirada de su libro. Su voz vibra contra su pecho y cierro los ojos ante su pregunta. Niego contra su pecho mientras me acurruco más contra él, de nuevo escuchó su vibración contra mi cabeza pero ahora es una risa.

-¿Qué lees?

-"Y yo me dije si «amor» no sería una palabra demasiado débil para lo que él sentía, para lo que había hecho por mí. Para lo que yo sentía."

-¿Una corte de niebla y furia?

Tae asintió contra mi cabeza mientras seguía leyendo. Sonreí aún con mis ojos cerrados recordando lo mucho que le había recomendado esos libros y lo feliz que me hizo verlo tomarlos del librero para leerlos. Si bien no los había devorado com yo, había sido bastante constante en su lectura.

-¿Te están gustando?

-Todos los libros que me recomiendas me gustan bastante, pero creo que este ha sido de mis favoritos. Debo decir que tienes un excelente gusto en libros.

Reí contra su pecho y abrí mis ojos para poder mirarlo. Él tomó el separador que estaba acomodado al final del libro y lo puso con cuidado en la hoja que estaba leyendo, después dejo caer el libro contra la pequeña mesa junto al sillón y su mano que ahora estaba libre tomó mi cintura.

-No quería que dejaras de leer, me gusta verte leyendo.

-Es bastante complicado cuando estás abrazada a mí como un pequeño koala, pero de ninguna manera es una queja.

Los dos reímos y deslicé mis manos alrededor de su cuello mientras los dos veíamos el atardecer. Sus manos se aferraron a mi cintura mientras yo acariciaba su nuca, en ese momento parecía que el mundo se había parado por completo y sólo existíamos nosotros.

-Me gusta verte en esta luz.-Mi voz se escuchó suave mientras él se removía debajo de mí para poder verme. Sus ojos se encontraron con los míos y los dos sonreímos.-Parece que brillas.

Tae río y dejó un pequeño beso en mi frente. El calor de sus labios contra mi piel me hizo sonreír al instante. Él se separó un poco para poder dejar caer su cabeza sobre mi hombro. Mis brazos se deslizaron hasta su espalda y comencé a dejar un pequeño trazo sobre ella.

-A mí me gusta verte siempre, quisiera olvidar todo lo que sé con tal de guardar siempre tu mirada.

Mi mano recorrió su espalda subiendo hasta llegar a su mejilla, sentí el calor de su rostro contra mis manos y odié que mis manos no fueran lo suficientemente cálidas para él.

-Leer libros te hace ser más romántico.

-Siempre he sido romántico.

-A veces eres un poco odioso.

Tae río y se levantó de mi hombro para poder verme, su rostro era una mezcla de indignación y diversión mientras recogía una de sus manos para ponerla en su pecho fingiendo sentirse herido.

-¿Cuándo he sido odioso?

-Cuando dejas la puerta del refrigerador abierta, y cuando te vas de gira y me quedo sola.-Su rostro cambió de indignación a tristeza. Me sentí mal por mis palabras, pero eran la verdad.-Pero el hecho de que te vayas no me hace quererte menos, creo que incluso te amo más. Me doy cuenta de lo aburrida que es mi vida sin ti,  y lo mucho que me gusta compartir mis días contigo. Creo que cuando no estás me siento como si estuviera en la oscuridad, y cuándo regresas parece que en todo momento hay luz.

-¿Por eso te gusta verme con esta luz?

-Y porque te ves terriblemente guapo.

Tae río y acercó su mano a mi mejilla, la calidez de su mano me hizo dejar caer mi mejilla sobre ella. Su rostro se acercó al mío y dejó un pequeño beso sobre mis labios.

-Dangshin-eul geu eotteon geot bodado deo saranghaeyo.

-¿Qué?-Pregunté riendo mientras él reía sobre mis labios. Tae rodó los ojos sin despegarse ni un centímetro de mí.

-Saranghaeyo significa te amo.

-Sí lo sé, pero lo demás aún no me lo has enseñado.-Tae levantó sus cejas y yo golpeé su brazo.-Habló del coreano.

-Te dije que te amo más que a todo, y es mejor que lo aprendas porque lo diré muy seguido.

El vacío en mi corazón desapareció por completo y por primera vez en muchos meses me sentí completa. La luz estaba casi por desaparecer para darle paso a la noche, pero ya no tenía miedo de ella. Mientras nosotros estuviéramos juntos todo sería tan cálido como la luz del día.

-Dilo de nuevo.

Tae regresó sus brazos a mi espalda y me dió otro beso. Mis manos se entrelazaron detrás de su cabello y sus manos se aferraron a mi cintura.

-Dangshin-eul geu eotteon geot bodado deo saranghaeyo.

One Shots | Varios|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora