8. Desiderata

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Di tu verdad tranquila y claramente,
escucha a los demás, incluso al aburrido y al ignorante;
ellos también tienen su historia.


—. Ya llegué.—anunció Yoongi en cuanto entró a la casa.

Me di la vuelta observando cómo dejaba su mochila sobre el sofá de la sala de estar y seguido de eso entraba a la cocina donde yo estaba, seguí en mi labor de lavar los platos sucios de la comida de ayer.

—. ¿Estás limpiando?—preguntó desde la barra de la cocina. Yo asentí cortamente limpiando mis manos y volteándome para saludarlo. Sin embargo, cuando le vi la cara mis ojos se abrieron como platos y casi corrí hasta donde estaba.

—. ¡Min Yoongi, qué tienes en el rostro!—exclamé alarmada tomando su cara entre mis manos observando la pequeña herida en la comisura de sus labios y un rasguño en su mejilla.—. ¡¿Te peleaste en la escuela?!

—. Bueno...no fue una pelea.—le miré con los ojos entrecerrados dudando de su palabra—. Si me dejaras explicarte, sería distinto.—solté su cara y lo dejé hablar cruzándome de brazos.

—. ¿Qué fue lo que te dije justamente antes de que entraras a tus clases?—pregunté mirándole preocupada.

—. Te hice caso.—repuso—. No quise pelear con él, así que me empujó.

Suspiré y asentí con la cabeza dejando de lado mi supuesto enfado porque no me hubiese escuchado.

—. Me lleva a la siguiente regla.—mencioné señalándole con mi dedo índice.—. Di tu verdad y escucha a todos, incluso al aburrido y al ignorante, pues ellos también tienen cosas que decir.

—él hizo una mueca y se levantó de su asiento en la barra de la cocina para sacar ciertas cosas y encender la estufa—. ¿Qué podrían contar personas así?

—. Yah, no seas tan grosero.—le regañé volviendo a cruzarme de brazos.—. Todos tenemos historias que contar, puedes encontrar mucha gente interesante...

—. ¿Cómo quien?—preguntó vaciando los bloques de ramen dentro del agua hirviendo en la estufa.

—desvié mis ojos hacia arriba pensando. ¿Quien podía ser un buen ejemplo?—. Como Bo Won.—respondí bufando cortamente.—. Fue mi profesor de física, pero a ambos nos expulsaron por provocar daños a la institución.—mi anécdota hizo que el adolescente riera a mi lado mientras yo colocaba los platos para comer sobre la mesa.—. Tiene casi cuarenta años, pensarías que es un aburrido, pero es todo lo contrario.

Aunque ahora que me paraba a pensarlo, Bo Won tenía treinta años en este momento, pero no se lo iba a explicar al chico, no entendería.

—. Ya. Entiendo.—dijo sirviendo la comida.

Finalmente nos sentamos en el comedor, cada quien con su tazón de ramen y comenzamos a comer.

—. Cocinas muy bien.—mencioné saboreando los fideos que estaban en su punto perfecto, no me quemaban la boca y tampoco estaban fríos. Aunque no me sorprendía, en el departamento, yo me encargaba de limpiar y él cocinaba, porque yo era un desastre en la cocina.—. Si no fueras músico fácilmente podrías ser chef.—murmuré.

—. ¿Qué?—preguntó mirándome atento, negué con mi cabeza y seguí comiendo.—. ¿De donde son las reglas?—parpadeé perpleja—. Las trece reglas. ¿De donde salieron?

Desiderata; M.ygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora