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Avery

Mi bebé llora, con los ojos cerrados con fuerza, luego se abren y cuando nos miramos, siento esa sensación de un amor inmenso por él. Me doy cuenta que el médico está llorando y yo también. Respiro con él, aún sabiendo que es un extraño.

Luego, por un momento, lo respiro profundamente. No es un extraño en absoluto.

Y la habitación estéril que nos rodea desaparece en menos de un parpadeo.

Todo lo que huelo es canela, pinos y cuero. Mis ojos brillan cuando los recuerdos regresan de golpe.

Recuerdo los cócteles que tomé, él llamándome su esposa, su mano en la parte baja de mi espalda y su cuerpo llenándome.

Todo viene a mí y revivo lo nuestro; cuando concebimos a este bebé.

―¿Esposo? Este bebé... es nuestro ―. Empiezo a sollozar y las lágrimas inundan mi rostro tan rápido que me quedo preguntándome cómo podría conjurarse esta magia.

No puedes fingir lo real, no puedes fingir esto.


¿Cuáles son las probabilidades?

Todo lo que veo es a mi bebé y a este hombre que es el padre de mi hijo. Nos veo como una familia.

¿Cómo encontré tanta bondad?

Sin embargo, la enfermera me dice que siga pujando para sacar la placenta y mi hermana me mira con extraña curiosidad. Ella mira al bebé, a su cabello oscuro y a sus ojos de acero.

―Nuestro hijo ―le digo al doctor Harry. ―Este es nuestro hijo ―digo, la incredulidad y la fe mezclándose en esa oración.

Mi hermana interviene: ―¿De qué demonios estás hablando? ―

La habitación vuelve a quedarse quieta. Las enfermeras y mi hermana están confundidas, todas pensando que estoy loca.

―Lo recuerdo ―digo. ―Lo recuerdo todo. ―

Tina se tapa la boca en comprensión... Pero no comprende todo.

―el Dr. Harry, es el padre de mi bebé ―.

Harry me mira. No sabía su nombre hasta ahora, pero ahora lo sé y nunca lo olvidaré.


Se quita los guantes y me toma la cara con sus manos, me besa en los labios y luego alisa el cabello oscuro de nuestro bebé con la ternura que solo un padre podría tener. Por supuesto, este es su hijo.

―Sí, soy su padre ―dice.

Asiento con la cabeza, jadeando por respirar y las lágrimas surcan mis mejillas de formas que solo se leen en las novelas. Pero esta no es una historia de fantasía; este es mi sueño hecho realidad.

―Tú eres mi papi―.

Es un milagro, con mi bebé en mis brazos y su padre a mi lado. ¿Cómo pasó esto? No hay tiempo para resolverlo todo ahora. Y nada de eso importa de todos modos. Porque sucedió. Realmente sucedió y estamos aquí juntos, como una familia.

Una enfermera se inclina sobre nosotros, todavía sin entender del todo lo que está pasando, pero limpia la sangre del bebé, otra enfermera está entre mis piernas deteniendo el sangrado y luego dice que es hora de cortar el cordón umbilical.

Miro a Harry y él me mira a mí, es como si estos nueve meses no hubieran sido una pérdida en absoluto. Nos trajeron a este momento. Este momento en el tiempo.

―Harry, eso es lo que hace el padre ―le digo al ver su boca abrirse en estado de shock por lo rápido que ha


Hace lo que le pide una enfermera, toma las tijeras y con la mano firme de un cirujano, corta el cordón umbilical. Las brillantes luces fluorescentes de la sala de partos están brillando sobre nosotros, mi plan de parto y mi lista de reproducción parecen tan ridículos a la luz de este momento, que está tan llena de una perfección impredecible.

―Felicitaciones ―dice la enfermera, mirando entre el médico y yo.

―Sí. Felicitaciones —digo levantando a nuestro hijo hacia su padre. Harry lo toma en sus brazos, acunando a nuestro niño con tierno y amoroso cuidado.

Besa la frente de nuestro hijo y todo lo que estaba roto dentro de mí, se rehace.

Todo lo que siempre quise fue una familia.

Y ahora se ha encontrado un recuerdo que estaba perdido.

his everything.Where stories live. Discover now